Follar con calcetines. Mi fobia sexual

Una de mis fobias más absolutas en cuanto a sexo se refiere es follar con calcetines. ¿por qué me molesta tanto follar con calcetines? Siempre he tenido muy claro que cada persona es un mundo, especialmente, en lo que se refiere al sexo. Las ganas de probar cosas nuevas y diferentes, las preferencias, o los gustos de unas personas se diferencian notablemente de los de otras. Esta diferencia no es sólo entre el sexo masculino y femenino, sino que entre las mujeres o los hombres también encontramos diferencias considerables. Hay prácticas que a uno le pueden resultar muy sexys y atractivas y, en cambio, a otros les puede provocar el efecto totalmente contrario.

Una de las prácticas que más rechazo suele generar, aunque también cuenta con una legión de fieles seguidores, es, como ya os he adelantado anteriormente, el hecho de follar con calcetines. Si bien esta costumbre está más arraigada dentro del universo masculino, también podemos encontrar alguna fémina partidaria de esta disciplina.

Los argumentos más comúnmente esgrimidos por los detractores del uso de tan cotidiana prenda son su falta de erotismo. Llevar calcetines mientras uno hecha un polvo (supongo que el color es lo de menos) no resulta sexy. Follar con calcetines es el antimorbo personificado. El hecho de no desprenderse de toda la ropa, da la sensación de pereza  y demuestra una falta de interés por el encuentro sexual.

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El descubrimiento de la mamada canadiense

El otro día, navegando por la web, me encontré con un texto en el que se relataba la experiencia de varias personas con la denominada “mamada canadiense”. Me resultó curiosa esta categorización, lo que me hizo sentir curiosidad y me puse a indagar en el tema. Acabé leyendo varias experiencias que hablaban  de esta, para mí, nueva modalidad de felación. Curioso el nombre: “ mamada canadiense”.

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El apasionante descubrimiento del squirting

Probablemente el squirting ha sido el culpable de uno de los mejores momentos que he vivido con el sexo. Y espero que el squirting siga acompañándome durante lo que me queda de vida sexual.

Hace unos días, manteniendo relaciones con mi pareja, tuve una experiencia increíblemente satisfactoria. Ella lo  compartió conmigo y ahora lo voy a compartir con vosotros. A otro nivel, eso sí. Como os adelantaba, el squirting fue el responsable de todo esto.

Estábamos viendo una película porno, ignorantes aún de lo que era el squirting, y, por supuesto, poniéndonos a mil. Yo, decidido a darlo todo, me fui, sigilosamente a estimular su partes bajas con un buen sexo oral. Coincidió con una escena similar de la película y fuimos mimetizándonos con ella y, al final, acabamos imitando cada secuencia que iba apareciendo en el televisor. Así fuimos llegando a una de las experiencias más intensas que recuerdo haber tenido en mis relaciones sexuales.

Parece que aquello que, accidentalmente, sucedió se llama squirting. Aunque sea desconocido por la gran mayoría, hasta hace poco por mí también, las mujeres también tienen la capacidad de eyacular. En algunos casos de forma exagerada. Dentro de la vagina se encuentran  las glándulas de Skene que, en el momento de la eyaculación, producen un líquido transparente. Dependiendo de la mujer, puede tener mayor o menor intensidad.

Por lo visto, en la parte superior de la vagina se encuentra el denominado punto G que, estimulado convenientemente, produce una inflamación, incómoda al principio y muy placentera si se tiene la paciencia y el tacto suficientes. Algunas posiciones, como en cuclillas, con las nalgas en los talones y el cuerpo hacia atrás, favorecen este tipo de estimulación en el que, ignorantes de sus consecuencias, nos estábamos introduciendo.

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¿Cuántos sinónimos de paja podrías decirme?

Puede que la forma más conocida  y utilizada sea “hacerse una paja”, pero la masturbación masculina tiene un montón de expresiones diferentes. Aquí van unas cuantas, por orden alfabético:

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¿El punto G existe o es una leyenda?

Cómo llegar al punto G
Dónde encontrar el punto G

¿El punto G existe? Que yo lleve años intentando buscarlo sin éxito no parece que sea evidencia suficiente para asegurar su no existencia. Este debate se ha mantenido durante siglos entre los expertos. Mientras unos creen rotundamente en la existencia del punto G, otra parte de la comunidad científica continúa negándola con vehemencia. Es posible que no puedan llegar a creer en algo que nos son capaces de ver en un microscopio.

El Doctor Beverly Whipple se pasó largos años escuchando a sus pacientes sobre las cosas que ellas sentían. Aunque la ciencia no encontraba evidencias de la existencia del Punto G, las pacientes del doctor sí. Quizá no empíricas, quizá no visibles a través de un microscopio pero, sin embargo, tan reales como las sensaciones. Ante la suma de experiencias relatadas de forma apasionada se lanzó a validar aquellas sensaciones reales que experimentaban sus pacientes. Se lanzó en busca del punto G.

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Lencería comestible contra el aburrimiento

Si alguna vez has soñado con arrancarle la ropa a tu pareja o en untarle el cuerpo con nata o chocolate para mezclarlo con sus propios sabores, una de las opciones que tienes para combatir la “rutina sexual” es la lencería comestible. Una de las armas más eficaces contra el aburrimiento es la lecería comestible. En cualquier sex shop o tienda especializada podrás encontrar todo tipo de lencería comestible. Desde braguitas y sujetadores confeccionados con caramelos hasta tangas de gominola, cubrepezones y anillos para el pene de caramelo, esposas comestibles… y todos ellos con una gran variedad de sabores (vainilla, fresa, menta, piña, plátano…). La lencería comestible es un antídoto contra el aburrimiento.

Porque el aburrimiento es, precisamente, uno de los problemas con los que se encuentra una pareja después de un largo tiempo de relación. El sexo llega a convertirse en una rutina. Debido a diversos factores, como pueden ser el trabajo, los hijos, el cansancio o el estrés, la frecuencia y la intensidad de las relaciones sexuales va disminuyendo poco a poco y el interés se va perdiendo. El sexo se practica casi de una forma programada. Los mismos días, a las mismas horas, las mismas posturas… llegando a realizarlo muchas veces de forma “mecánica” y sin disfrutarlo plenamente. Devorar la lencería comestible de tu pareja es una buena alternativa al aburrimiento.

Es por eso que hay que reavivar constantemente esa pasión y conseguir que la llama no se apague nunca. Para ello no tenemos que tener miedo a fantasear ni a probar cosas nuevas e, independientemente de la frecuencia, ya que hay factores que no podemos controlar, conseguir que cada encuentro sexual sea único e intenso.

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El clítoris y su estimulación

El clítoris es el único órgano, tanto del cuerpo femenino como del masculino, cuya única finalidad es dar placer. A diferencia del pene, que tiene varias funciones (además de la meramente placentera, tiene una urinaria y otra reproductora) y con el que se le suele erróneamente comparar, no se le conoce ninguna otra función. A él llegan cerca de 4.000 terminaciones nerviosas, lo que  convierte al clítoris en el órgano con el mayor número de ellas (más incluso que la lengua).

Sin embargo, a pesar de esta función exclusiva, el clítoris sigue siendo ese gran desconocido.  En muchas de las clases de sexualidad que se imparten en los colegios o en los institutos no se habla o se hace una breve mención sobre él. La mayoría de las mujeres tienen que descubrirlo por ellas mismas y, muchas de ellas, tardan en hacerlo y no saben muy bien como estimularlo correctamente.

Se estima que sólo un 30% de la población femenina puede tener un orgasmo manteniendo relaciones sexuales sin estimular el clítoris. Lo que convierte al 70% restante, en mujeres que sólo pueden llegar a sus más altas cotas de placer mediante la estimulación de este pequeño órgano.

La mayoría de los hombres también desconocen la ubicación del clítoris y no saben cómo estimularlo correctamente para que su pareja pueda disfrutar mucho más en sus relaciones sexuales. Se sigue pensando que una mujer disfruta más con una penetración (ya hemos visto que para la mayoría de ellas es bastante difícil) y no se tiene en cuenta que, estimulando convenientemente el clítoris mediante los dedos, con cualquier tipo de juguete sexual  o realizando un buen cunnilingus, el placer que podemos proporcionar a nuestra pareja es infinitamente mayor que el que va a conseguir con un simple mete-saca. Y, evidentemente, seguro que sabrá ser muy agradecida y tratará de compensarnos del mismo modo.