Tanto los deseos a nivel erótico como las atracciones físicas que pudieran tener las personas demisexuales se ven condicionadas al establecimiento de este tipo de vínculos afectivos. Sin la aparición de estos vínculos emocionales se muestran incapaces de sentir atracción sexual por alguien.
Resulta inevitable que la demisexualidad conlleve sentirse diferente al resto. No debemos dejar de tener presente que estamos en una sociedad que nos ofrece modelos de relaciones muy establecidas. Se han dado situaciones en los que una persona no había sentido nunca atracción física por nadie. Con el paso del tiempo, se ha llegado a convencer de tener una limitación al respecto. Sin embargo, ha llegado un momento en que ha aparecido una persona con la que el nivel de conexión se ha disparado. De esta manera ha comprobado que esa limitación no había existido nunca. Simplemente, no había sido consciente nunca de su demisexualidad.
Es muy cierto que, al margen de la demisexualidad, hay personas que mantienen muy ligadas sus emociones a su atracción erótica. Sin embargo, estos casos están muy lejos de las características que se dan en una persona demisexual.
Es obvio que la sexualidad de cada persona es diferente. Por supuesto, no hay una manera mejor o peor de vivir la propia sexualidad. El abanico es muy amplio. Hay personas que precisan de un vínculo emocional para establecer una relación a nivel erótico y otras que no. Algunas limitan a este vínculo a una sola persona y otras lo presentan con varias. Las formas en que se presenta la sexualidad humana son tan variadas como las personas que las viven.