¿La estiulación de los pezones puede acabar en un orgasmo? La respuesta corta es: sí. Estos tipos de clímax se denominan orgasmos del pezón y se pueden lograr estimulando los senos o los pezones únicamente, sin ningún tipo de estimulación genital.
No hace tanto tiempo que los sexólogos creían que las mujeres solo podían experimentar dos tipos de orgasmos: clitorianos y vaginales. Luego, las mujeres comenzaron a encontrar varias de estas zonas erógenas calientes en todo el cuerpo y la comprensión de los orgasmos femeninos evolucionó. Entonces, si bien puede parecer sorprendente que los orgasmos en los pezones sean posibles, ahora hay ciencia que muestra cuán orgásmicos pueden ser los pezones.
Un tercio de las mujeres pueden llegar al clímax únicamente con la caricia de sus pezones. Jugar con los pezones para ayudar a las mujeres que no pueden alcanzar el clímax a volverse más orgásmicas. Cuando los senos están excitados, pueden hincharse hasta un 25% más de su tamaño habitual, haciéndolos aún más sensibles al tacto y al placer. Tanto los pezones como las areolas también se hinchan y los pezones se ponen erectos.
Los pezones contienen cientos de terminaciones nerviosas que los hacen muy sensibles a la excitación y al placer. La mayoría de las mujeres encuentran muy excitante la estimulación de los pezones. En un estudio, los investigadores encontraron que el 81,5 % de las mujeres y el 51,7 % de los hombres experimentaban una mayor excitación sexual cuando se jugaba eróticamente con sus pezones.
Otro estudio encontró que la estimulación del pezón activa el mismo área del cerebro que se enciende durante la estimulación genital. Hablamos de la corteza sensorial genital. Esto que significa que los pezones están conectados eróticamente al clítoris, razón por la cual es posible que se produzcan orgasmos en los pezones.
La estimulación del pezón desencadena la secreción de neuroquímicos del cerebro que tienen un efecto cascada en el cuerpo, aumentando el placer sexual. La dopamina, la sustancia química del placer que hace «sentirse bien», se libera durante la excitación y se asocia con el deseo y la gratificación sexual.
La dopamina también aumenta los niveles de testosterona en los hombres y de andrógenos en las mujeres, lo que a su vez aumenta la libido y el deseo sexual. La testosterona aumenta aún más el flujo de sangre a los genitales femeninos, aumentando la excitación y estimulando la lubricación, lo que enriquece la función sexual.