Para comprender completamente qué es el sexo tántrico, primero se debe comprender el concepto de lo que es el tantra en sí. La palabra Tantra en sánscrito antiguo simplemente significa «expansión a través de la conciencia». Tantra no es una religión. Es una forma de ser y un estilo de vida que hace uso de símbolos, sonidos, respiración y movimientos que activan el chi sexual. El chi sexual puede usarse de manera deliberada para dirigirlo a través del cuerpo de manera que cree euforia, dicha y sanación del cuerpo y el espíritu. El tantra comenzó originalmente en India y luego se extendió por China, Nepal y otros países.
El sexo tantra también se puede utilizar para lograr la curación de heridas pasadas, a menudo almacenadas en lo profundo del centro sexual de uno. A veces no resulta facil de comprender. Cuando sana, la persona puede volverse más presente y abierta al amor y la conexión. Cuando las parejas practican el amor tántrico, estas técnicas pueden activar un poderoso flujo de energía entre los amantes. Esta energía les da mayor energía y la expansión de su amor.
La meditación, los ejercicios de yoga y los movimientos del cuerpo son componentes del sexo tántrico que se utilizan para transportar energía poderosa a través del cuerpo. Esa energía puede ciclarse con un amante y enviarse al universo, a sus cuerpos o a una intención mental específica. Esto está destinado a mejorar la intimidad, la felicidad sexual y el disfrute que puede usarse para ayudarlo a sentirse conectado con el mundo entero y con quienes lo integran. Esta energía sagrada creada a través de hacer el amor tántrico puede usarse no solo para el éxtasis físico. También para la curación y la iluminación.
En pocas palabras, el sexo tántrico se puede utilizar como un camino para disfrutar de una intimidad. Puede suponer un amor y una conexión más profundos con tu pareja. Puede lograr el equilibrio entre las energías masculinas y femeninas, que se encuentran en todos nosotros. El acto sexual se vuelve trascendental, liberándote para expresarte plenamente, empujando a través de paredes y barreras personales hacia el placer total. Hacer el amor se eleva luego al estado de curación, donde luego se convierte en un acto divino. Los amantes se fusionan en una experiencia total de mente, cuerpo y alma donde cada toque y sensación se intensifica y unifica.