La ansiedad en el sexo

La ansiedad en el sexo  es un problema que, con frecuencia, aparece. Habitualmente, el sexo debería ser sinónimo de placer. La satisfacción habría de aparecer en primera línea. Sin embargo, para algunas personas, esto no es así. De hecho, en ocasiones el sexo puede convertirse en un auténtico problema. Cuando esto sucede, lejos de provocar placer, el sexo lleva a la frustración. De esta manera, con el tiempo, acaba por generar ansiedad. El último paso, en ocasiones, es la disfunción sexual.

La mayoría de las personas conciben el sexo como una actividad necesariamente placentera. Incluso, en general, suele ser una actividad que mejora la salud física y psíquica de quien lo practica con regularidad. En muchas ocasiones, supráctica reporta beneficios incuestionables en la salud. Desde el fortalecimiento de los músculos pélvicos hasta la capacidad para mejorar el rendimiento cardiaco. Pasando por su aportación con el estado de ánimo y la autoestima en general. Sin embargo, algunas personas, tal y como hemos indicado, lejos de eso, sufren episodios de ansiedad en el sexo.

La ansiedad en el sexo se entiende como una excesiva preocupación e torno a las relaciones sexuales. Cuando esto se da, la persona que lo sufre centra su atención en cuestiones que le preocupan en lugar de en disfrutar del encuentro sexual. El resultado es que se genera un importante miedo ante el sexo que, cuando se perpetúa en el tiempo, suele crecer en intensidad y puede hacer que esta sensación crezca más y más con cada relación sexual.

El inicio pues de una preocupación con algo relacionado con el sexo que no se resulve provoca miedo en la siguiente relación sexual. Precisamente ese miedo suele llevar a que se dé aquello que tememos. De esta manera, el miedo crece. En este estado de cosas, el miedo en la siguiente relación sexual es mayor aún, por lo que es aún más probable que la situación temida se vuelva a dar, Puede que, in cluso, con mayor gravedad. De esta manera, creamos un círculo vicioso que, de no ser capaces de ponerles remedio, desemboca, de forma inevitable, en un problema de ansiedad sexual.

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