Las formas de llamar al pene

Si hay una palabra con sinónimos en español, sin duda, esa es pene. Como ya sabemos, la cantidad de formas que tenemos de llamar al miembro viril masculino son inagotables. No cabe ninguna duda de que, además, los diferentes tipos de español que se utilizan en los países hispanohablantes no hacen más que agrandar esta lista a base de hacer las aportaciones propias de su región. En definitiva, que la lista de palabras para nombrar al pene ya es enorme pero, sin duda, esta seguirá creciendo. Hoy os presentamos algunas de ellas.

  • La sin hueso
  • Dedo sin uña
  • Cabeza de gato
  • Arrollado de vena
  • Puñal de carne
  • La que escupe
  • El sin orejas
  • El vaginómetro
  • Cara de haba
  • Pistola de Quaker
  • Cíclope
  • Cogote de pavo
  • Boca de pescado
  • Guatón con leche
  • El caballero. Se le llama así porque cuando pasa una mujer, se levanta.
  • Miembro viril
  • Miembro (cuando por el contexto es fácilmente comprensible)
  • Masculinidad (revisen las novelas españolas del siglo XX)
  • Aparato reproductor masculino
  • Asta viril
  • El canario
  • Las joyas de la familia
  • Partes nobles
  • Virilidad
  • La parra
  • Chilaba
  • Cimbrel
  • Cimbel
  • Señor pincel
  • Señor bombero
  • El termómetro vaginal
  • El palo santo
  • El mastil
  • El badajo
  • La polla
  • La picha
  • Pichazo
  • El pico (en Chile y Costa Rica, según la RAE)
  • Pinga (según la RAE, solo en América Central, Cuba, Ecuador, Perú y Venezuela, pero también se usa en el Cono sur y en Puerto Rico)
  • Nabo
  • Tranca
  • El pito
  • Pitito (en lenguaje infantil)
  • Pilila (en lenguaje infantil, aunque no en el Cono sur)
  • La paloma
  • Trabuco (casi siempre cuando resulta ser muy grande)
  • Bicho

Como podéis comprobrar, la riqueza de la lengua española es inmensa. Por su fuera poco, las peculiaridades propias de cada país hispanohablante la enriquecen aún mas. En el caso que nos ocupa, a diversidad es de unas dimensiones colosales. Sin ninguna duda. De hecho, a pesar de la gran lista que hoy os hemos presentado, las posibilidades que nos ofrece nuestro idioma para denominar al pene son aún mayores.

Tampoco existe ninguna duda de lo vivo que está nuestro idioma. Basta notar que, casi a diario, seguimos inventando palabras nuevas que nos ayudan a definir conceptos que no existían. Además, como en nuestro caso, también nos sirven para nombrar de forma diferentes aquello para lo que sí teníamos alguna palabra que lo nombrase.

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