Una canción puede cambiarlo todo. La música está presente, casi sin que nos demos cuenta, en cada acción que llevamos a cabo en nuestra vida ordinaria. Su capacidad para hacernos sentir cosas está muy por delante de la de cualquier otra manifestación artística ingeniada por el ser humano. Una canción nos puede hacer sentir alegría, pena, euforia, tristeza, esperanza o melancolía. Por supuesto que, con estos antecedentes, parece claro que, la música puede ser una estupenda compañera también en el sexo.