Con la madurez sexual se desarrolla el deseo de compartir la intimidad física con el amante de turno. Ya sea para una relación puntual o más estable. El encuentro sexual se produce, más o menos, como se relata a continuación. El pene del hombre, bajo la influencia del deseo, consigue la erección. Un torrente de sangre se encarga de endurecer sus músculos, mientras que la vagina de la mujer, con la excitación, se moja y lubrica, preparándose así para la penetración. Casi todo está listo ya para el verdadero encuentro sexual.