Al annilingus, vulgarmente, se le denomina beso negro. Sinceramente, a mí me parece un término un poco triste. En cualquier caso, el annilingus o beso negro concite en la estimulación del ano con la lengua. El ano es una zona muy rica en terminaciones nerviosas y, por lo tanto, altamente erógena. Sin embargo, estas terminaciones nerviosas no tienen una capacidad de respuesta tan rápida como otras zonas erógenas como, por ejemplo, el clítoris. Las terminaciones nerviosas del ano necesitan un poco más de tiempo para reaccionar. Un número importante de personas que practican sexo anal de forma regular pueden llegar al orgasmo por esta vía. Sobre todo si hay penetración. Si no hay ningún motivo de salud que impida la penetración anal o el analingus, al menos. una vez en la vida, hay que probarlo. Si se hace bien, no será sólo una. Aunque este es un tema controvertido y existen multitud de opiniones al respecto.
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Cómo conseguir un orgasmo con el sexo anal
Aunque todavía sigue siendo un tema tabú para otras muchas parejas, cada vez es más numerosa la cantidad de ellas que practican el sexo anal. Practicado correctamente, es una forma más de conseguir placer con nuestra pareja y con la que se pueden conseguir excitantes orgasmos. Hoy os explicaremos el modo de conseguirlos.
Para practicar sexo anal debemos contar con tiempo. No se trata de sexo rápido o de algo que podamos hacer en cinco minutos. Es necesario tener paciencia y dedicación para conseguir que la penetración sea placentera para que la persona que es penetrada pueda alcanzar un orgasmo intenso.
Debemos estimular el ano para dilatarlo y que sea más fácil penetrarlo, sin olvidarnos de la vagina, el clítoris, los pechos y todas las zonas erógenas. La mujer debe estar completamente excitada para que se sienta preparada para ser penetrada y disfrutarlo.
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Sexo anal. Algunas consideraciones a tener en cuenta
Algunas veces, cuando estamos un poco hartos de la postura del misionero, la amazona y el perrito… se nos ilumina la bombilla, surge ese susurro en la oreja de ella, comenzamos el protocolo seductor y tratamos de que ella nos deje probar por otro agujero, que no sean los de siempre. Queremos sexo anal. Hasta ahí… todo correcto.
Mientras tú estás contemplando la posibilidad con verdadera ilusión, por decirlo de alguna manera, y te vas excitando cada vez más, vas desplegando todos los encantos que se te ocurren para que le resulte una experiencia romántica como ninguna. Pero puede que a ella no se le quite de la cabeza la imagen de un lanzacohetes apuntando a su culo. ¿Va a gozar o a morir?
Lo siguiente que se te ocurre es ponerle vídeo porno, para que vea que eso es maravilloso. Puede incluso que llames a alguna amiga que sepas que lo ha hecho o a algún amigo gay para que presentarle testimonios a favor de tu objetivo.
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Pegging. Cuando la mujer penetra al hombre
Uno de los mitos sobre la penetración anal es que es una práctica exclusiva de los homosexuales, pero esto cada vez se aleja más de la realidad. El sexo anal se ha convertido en una práctica cada vez más habitual entre las parejas heterosexuales y, en muchos ocasiones, es la mujer la que ejerce el rol dominante. En estos casos, cuando es ella la que penetra al hombre, la práctica del sexo anal se conoce como pegging. Para poder realizarlo, la mujer se sirve de un consolador con un arnés también conocido como “strap-on”. Las razones para la práctica del peginn pueden ir desde la meramente física, para la consecución de placer, hasta para la práctica de fantasías y el intercambio de roles.
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