El sexo en los probadores de cualquier gran tienda de ropa es algo que todos hemos probado, hemos presenciado muy cerca de nosotros o, por lo menos, hemos deseado hacerlo. Existen verdaderos expertos en el arte de mantener una intensa y rápida sesión de sexo en los probadores. Hay parejas que, de forma rutinaria, acuden a diferentes grandes superficies para, alimentados por el morbo de lo prohibido, avivar la llama del deseo practicando una intensa sesión de sexo en la escasa intimidad que proporciona un diminuto probador.
Las mejores escenas de sexo
Las mejores escenas de sexo en el cine no se encuentran en la pornografía. El cine convencional está plagado de formidables escenas de sexo, por un lado, con toda la sensualidad y la capacidad de excitar al más pintado y, por otro, desnudos de la sordidez que, con frecuencia, destila el cine porno. hoy vamos a hacer un pequeño recurrido por algunas de las más destacadas escenas de sexo en el cine convencional.
El sexo guarro
Si hay algo que tenemos que tener claro desde ya es que para que el sexo sea bueno, tiene que ser sexo guarro. No hay nada mejor, en materia sexual, que encontrar a alguien que disfrute de las mismas cosas que nosotros y llevarlas al exceso más absoluto. Compartir sexo guarro con alguien que lo disfruta de la misma manera que nosotros es algo, realmente, sin igual.
Sólo la puntita
Venga, si te voy a meter sólo la puntita. Una de las situaciones en las que más se repite esta frase tienen que ver con situaciones en los que, la falta de previsión, nos impide consumar el coito de forma segura. la ausencia de preservativo suele ser la causa por la que se llega a pronunciar la conocida frase. Aunque suene cómico, no es, en absoluto una broma. El hecho de introducir sólo la puntita del pene en la vagina de otra persona, sin ninguna profilaxis, es una práctica sexual de alto riesgo. Debemos tener muy presentes que el VIH, la hepatitis o cualquier otra enfermedad de transmisión sexual, no hacen ningún tipo de distinción por el número de centímetros insertados. Por supuesto, introduce sólo la puntita, sin ninguna protección, tampoco enviga el embarazo.
Tú tranquila, que yo te aviso
Tú tranquila que yo te aviso. ¿Qué hombre no ha pronunciado alguna vez esta frase? ¿Qué mujer no la ha escuchado atónita aguja vez? En contra de lo que pueda parecer la frase funciona perfectamente para el fin para el que estaba concebida. Como todos sabemos, es la típica frase que un hombre dice a una mujer cuando parece que el hecho de que le eyaculen en la boca no es lo que más le apetece en ese momento. Por supuesto, cuando llega el momento, el varón ha olvidado por completo su compromiso y, al menos una parte de la corrida, de forma inevitable, llega hasta la campanilla de la ingenua compañera de juegos. Tú tranquila, que yo te aviso pero, a la hora de la verdad, se olvido de avisar.
La máquina de follar
Puede que no cumpla las expectativas del ávido lector de este humilde blog pero «La máquina de follar», contra lo que pueda parecer es, nada más, que el título de un libro. Nada más y nada menos. En realidad es la traducción que en España se ha hizo de «Erections, Ejaculations, Exhibitions and General Tales of Ordinary Madness», una colección de cuentos del genial Charles Bukowski en las que nos permite adentrarnos en algunas de sus experiencias y excentricidades de su vida cotidiana. «La máquina de follar» puede que no sea una traducción literal muy ortodoxa de su título original, sin embargo, sí que recoge la esencia a la que nos acercan los relatos incluidos en la publicación.
Lubricantes con sabor a coño
Lubricantes con sabor a coño. Éste es del grito de guerra y, sin duda, no puede ser más explícito. Parece desarrollado por un verdadero experto en marketing social. Cada vez es mayor la comunidad de voces que se alzan pidiendo, a las marcas fabricantes productos para sexo, un lubricante con sabor a coño. Tenemos todo tipo de sabores y olores en los lubricantes que se fabrican actualmente. Sabores y olores a fresa, plátano, sandia, melón, naranja, kiwi y una amplia gama de frutas. También hay una amplia colección de otro tipo de alimentos de muy diferente naturaleza que van desde el chocolate hasta la vainilla, pasando por el ajo e, incluso, la cebolla. Sin embargo, no existe ningún lubricante en el mercado con sabor a coño.