La cantidad de posiciones sexuales que podemos adoptar la hora de marcha una relación sexual son ilimitadas. En realidad, el único límite está en nuestra imaginación. Es cierto que, con frecuencia, hacemos del sexo algo aburrido. A veces nos empeñamos en limitarnos siempre a realizar el mismo tipo de prácticas. La monotonía, sin duda es uno de los elementos que pueden acabar o, al menos, limita significativamente nuestra libido. La búsqueda de nuevas posiciones sexuales siempre ayuda mantener despiertos en materia sexual.
La literatura clásica es un auténtico referente a la hora de buscar posiciones sexuales no muy utilizadas. Basta por echar una ojeada a obras con “Las mil y una noches”, “El Kamasutra” o “El Decamerón” para encontrar una enorme variedad de opciones sexuales. Te echo como solo “El Kamasutra” nos hace un planteamiento demás de seiscientas diferentes opciones sexuales. Sin duda se trata de una auténtica enciclopedia sexual. Además, casi todas esas opciones admiten un importante número de variaciones, lo que hace que se multipliquen las opciones.
La posición ventroventral es la más utilizada. También, probablemente, se trate de mas aburrida. No porque sea aburrida sí misma. Sino porque el uso constante de la misma posición hace que, incluso, las situaciones más divertidas dejen de interesarnos. La posición dorsoventral también es de las más prácticadas. Por supuesto, no tanto como la referida anteriormente pero, probablemente, sea la segunda de las más utilizadas.
Una vez que tenemos que cuáles son las prácticas sexuales más llevadas a cabo es sencillo buscar otras que, por un lado, sean adecuadas a nuestros intereses sexuales y, por otro lado, nos aporten un poco de aire fresco a las rutinas sexuales perpetuadas durante los años.
Hemos de tener en cuenta que cuanto mejor sea nuestro estado de salud y, por supuesto, nuestra condición física, más atrevidos podremos ser en el arte de encontrar nuevas posiciones sexuales. Lógicamente, nuestra imaginación puede llevar terrenos donde sean necesarios algunos niveles de fuerza o elasticidad que solo se dan en personas entrenadas convenientemente. Sin duda, uno de los mayores placeres sexuales que podamos recibir es encontrar el estímulo de nuestro cerebro para que nuestros músculos respondan de una manera adecuada.