La atracción sexual no es algo que se pueda controlar. Al contrario. Se trata de una reacción física y química que salta de manera automática. Resulta totalmente instintiva. Además es algo que va totlamente al margen de lo que una persona pueda pensar o creer. La atracción sexual consiste en una energía que aparece a nivel de todo el cuerpo y que va por delante de los propios pensamientos.
La atracción sexual es algo quem, inicialmente, se percibe a través de los sentidos. En esta fase toman un especial protagonismo la vista y el lenguaje corporal. Aunque, de alguna manera, también participa el oído y el olfato. No hay que olvidar que circunstancias como el tono de voz o el olor corporal pueden resultar determinantes.
La atracción sexual resulta ser totalmente independiente de lo que le puede llegar a convenir a una persona y, por supuesto, puede llegar a ser diametralmente opuesto a lo que le conviene a la persona que experimenta esta sensación.
Son muchas las variables que intervienen en una persona para que se activen los protocolos de atracción sexual por otra. Sin embargo, la atracción hacia personas que se sienten seguras y resultan divertidas suele darse con mayor facilidad.
Resulta imposible realizar un esquema del funcionamiento básico de la atracción sexual entre las personas. Una vez más, cada persona puede comportarse de manera totalmente distinta. De hecho, la capacidad para experimentar cosas en este sentido es totalmente diferente en cada persona. Así como la forma de hacerlo.
Resulta inevitable que lo que una persona despierte la atracción sexual de alguien en concreto y quem por el contrario, no suceda de la misma manera en otros casos. No hay nada en estos casos que se pueda medir o parametrizar. Funciona de forma totalmente aleatoria.
Además, la atracción sexual no tienen por qué ser permanente. De hecho, con frecuencia varía. Es posible que una persona nos haga experimentar una tremenda atracción sexual en algún momemnto puntual y, sin embargo, pasado un tiempo ya no sea así. Por supuesto, también puede funcionar al contrario. Y alguien que no nos ha atraído nunca desde un punto de vista sexual, en un momento puntual, comienza a hacerlo.