La pasión es el secreto. A veces existe la creencia, o más bien la opinión divulgada, de que la pasión, con el tiempo, nos abandona. Que llega un momento en que solo nos acostamos para dormir. Que nuestra vida sexual llega a ser similar a la de una monja de clausura. No te quepa duda de que la pasión se puede mantener.
En realidad, ante estas leyendas urbanas no debemos mostrar demasiado interés. De hecho, no hay que preocuparse ni siquiera en desmentirlo. Ahora bien, si sospechamos que puede haber alguna migaja de razón en estas afirmaciones, vale la pena que tomemos nota de cómo el fuego puede volver a quemar entre nosotros. Mantener la pasión es nuestro objetivo. Sin duda. Y a ello vamos.
Probablemente, mirando atrás recordamos una época en la que todo era fuego y pasión. Solo con mirar a los ojos se encendía una chispa irrefrenable. Nos arrastraba a los brazos del otro sin poder hacer nada para evitarlo. Horas y horas en la cama. Y no precisamente durmiendo.
Sin embargo, el paso del tiempo ha hecho su trabajo y ha ido modulando esta pasión. En ocasiones, hasta convertirla en un recuerdo del pasado. Si ahora la cama se utiliza para dormir, el sofá para ver la televisión y tu pareja ya ni te mira cuando te quitas la ropa.
¿Qué ha pasado con la antigua fiebre? ¿Significa esto que ya no nos deseamos? No, no, hay que equivocarse. Lo que ocurre es lo más normal del mundo. La pasión hay que cuidarla. Al igual que otros aspectos de la relación.
Hay una serie de trucos para que la pasión vuelva a reavivar. Vamos a volver a ser lo que fuimos. Toma nota:
1.- En medio de la noche. Despiérta a tu pareja medianoche dándole besitos en la espalda, en el cuello y dejaos llevar.
2.- Demuestra en público cuánto os queréis. Besos, abrazos, caricias y roces.
3.- Sin que los demás se den cuenta: frota la pelvis y el tórax contra su espalda o contra su propia pelvis.
4.- Dile cosas picantes al oído como que quieres tener sexo con él o ella en ese mismo momento. No suele fallar nunca.