La falta de sexo tiene consecuencias. Algunas pueden ser muy graves para la salud del individuo. Los beneficios de tener relaciones sexuales de manera frecuente son muy conocidos. Todos estamos al tanto. Además de ser una actividad física placentera, produce un buen número de beneficios. Lo que no conocemos tante es que, por el contrario, la falta de sexo puede tener algunos efectos sobre la salud física, mental y emocional.
En la edad adulta, la falta de sexo está relacionada con varios factores. Uno de estos factores son las disfunciones. Las que afectan tanto a hombres como mujeres. Como, por ejemplo, el descenso en la libido. También los problemas de erección. Lo que, además, puede tener serias consecuencias en la salud en general.
El primero de los efectos de la falta de sexo es el mal humor. La falta de sexo puede afectar de manera particular en el humor de las mujeres. Esto es debido a que no tener sexo hace que no se liberen las hormonas que nos proporcionan felicidad.
Esto hace que se lleguen a mostrar malhumoradas, irascibles, negativas y de difícil trato. Con buen criterio, en el argot popular se llama malfolladas.
La falta de sexo también genera estrés. También suele generar mayor tensión en la relación de pareja. En general, la convivencia tienen de deteriorarse. Aspectos cotidianos se convierten en grandes problemas.
La falta de sexo aumenta las posibilidades de un ataque cardíaco. Como el sexo es considerado uno de los mejores ejercicios cardiovasculares hacerlo de manera esporádica se asocia con un mayor riesgo de ataque cardíaco y muerte súbita. Disminuye las posibilidades de tener un infarto practicando sexo a menudo.
La depresión aparece cuando se lleva mucho tiempo sin practicar sexo. El bajo deseo sexual puede ser una consecuencia de la depresión. Tanto en hombres como en mujeres. También puede ser una de sus causas.
La falta de relaciones sexuales puede llevar a un ciclo nocivo con este trastorno. En general, se trata de la pescadilla que se muerde la cola. La prolongada falta de sexo produce depresión y la depresión nos quita las ganas de tener sexo. Hay que luchar para no entrar en esta dinámica.