Mucho se habla, especialmente esta época estival, de las bondades de todo aquello que tenga poder afrodisíaco. Parece que el verano intensifica nuestro interés por el sexo y de ahí que todas estas sustancias a las que se les otorgan poderes afrodisíacos crecen en importancia con el buen tiempo. Pero, ¿realmente conocemos lo que es un afrodisíaco? Vamos a hacer un pequeño recorrido por este concepto para aclarar las dudas que a este respecto pudieran haberle surgido a cualquiera.
Se denomina afrodisíaco a cualquier sustancia a la que se atribuyen propiedades estimulantes sexuales. El término deriva de la diosa griega Afrodita, divinidad relacionada al amor en sus diversos aspectos. Entre ellas, el imaginario popular en Europa aconseja el consumo de ostras, en Asia el de cuernos de rinocerontes, en Brasil, el de las bebidas llamadas a base de cachaça y plantas medicinales como el guaraní o los huevos de codorniz.
Se debe observar que no existe comprobación científica alguna de que puedan existir alimentos con cualquier tipo de componente, el que sea, que pueda tener propiedades afrodisíacas. Todas las creencias acerca de los supuestos efectos afrodisíacos de los alimentos afrodisíacos sólo se basan en leyendas. Por ejemplo, los huevos de codorniz se consideran afrodisíacos debido a la creencia de que como la codorniz es un animal que copula varias veces en poco tiempo, hay quien cree que este vigor sexual sería transmitido por la codorniz a los huevos por ella producidos.
Otro ejemplo es la creencia de que alimentos con propiedades comprobadamente energéticas, como el guaraná, el chocolate o el maní contribuirá al rendimiento en cualquier actividad física o, incluso, mental. Por lo tanto, no es que estos alimentos energéticos propicien estimulaciones sexuales, ni mucho menos. Lo que sí es cierto es que el hecho del acto sexual es también una actividad física en sí misma por lo que los alimentos energéticos proporcionarán más energía para la práctica, dependiendo de la cantidad consumida.
Hay otros alimentos considerados afrodisíacos debido a la creatividad de algunas personas que asocian la semejanza en el formato de determinados alimentos con el de órganos sexuales femeninos o masculinos.