Dejarse erotizar por la lectura es una muy buena idea a todos los niveles. Todos sabemos que el hecho de leer supone un buen número de beneficios en muchos aspectos. A pesar de eso, no se sabe muy bien por qué, cuando damos el paso y hablamos de literatura erótica, parece que la perspectiva de la mayorías de la gente se modifica. Parece que seguimos rodeados de algunos hipócritas tabúes del pasado. Sin embargo, no es mala idea que recordemos, de cuando en cuando, lo importante que resulta dejar atrás todo lo oscuro que parecía rodear a cualquier cosa relacionada con el sexo para disfrutar del panorama de luz que al respecto se nos lleva presentando ante nosotros desde hace un tiempo considerable. Y dejar los tabúes a un lado supone, también, dejarnos erotizar por la literatura sin mostrar prejuicios.
Pero si la literatura en general es capaz de aportarnos un buen número de situaciones beneficiosas para nosotros, dejarnos erotizar por la literatura erótica nos regala aún más situaciones beneficiosas. Lo primero de todo, como no podía ser de otra manera, nos ayuda a fantasear, a imaginar. A dejarnos llevar por territorios inexplorados y, probablemente, ni siquiera imaginados por nosotros antes de sumergirnos en la lectura. Nos permite investigar por nuestras fantasías as profundas. Nos ayuda a conocer hasta donde seríamos capaces de conocernos a nosotros mismos a nivel sexual.
Como el resto de la literatura, la lectura erótica, además de proponernos la manera de erotizar nuestra mente, también nos permite evadirnos de la realidad rutinaria a la que diariamente nos enfrentamos. Nos permite abandonar, al menos de una forma temporal, nuestras preocupaciones. Nos permite, por supuesto, pasar un buen rato. Pero, además, nos permite, ya sea en solitario o empareja, encender el deseo sexual no solo de una forma puntual.
Dejarse erotizar por un libro es un buen recurso a tener en cuenta y, además, supone una alternativa enriquecedora a otras conductas de consumo habituales y menos generosas para con nosotros, como el porno. El consumo de pornografía no tienen por qué ser algo negativo, ni mucho menos, pero la posibilidad de la literatura erótica es capaz de aportarnos una serie de detalles que difícilmente encontraremos en otros ámbitos.