Los nervios, en muchas ocasiones, en mayor o menor medida, suelen hacer su aparición en las relaciones sexuales. Normalmente lo hacen en forma de ansiedad o preocupación. En realidad, cuanod aparece esta sensación suele darse un efecto que retroalimenta la sensación. Es decir, cuanto más nerviosos nos hemos puesto en el transcurso de unarelación sexual, más nerviosos nos pondremos en la siguiente. De tal manera que el efecto no hace más que crecer y crecer. Nuestra preocupación porque vuelva a suceder consigue precipitar los hechos y hacer que la situación se repita. CUando hay nerviso en el sexo, la preocupación hace que vuelva a aprecer en la siguiente ocasión.
El cerebro humano reacciona de esta manera ante un peligro. En realidad, consideramos la amenaza de los nervios como un peligro real y ante ella empezamos a mostrarnos en fase de alerta. En teoría, nuestro impulso de supervivencia hace que tomemos menores decisiones en una situación de nervios que en una de tranquilidad. Sin embargo, en este caso, nuestra supervivencia no está amenazada pero nuestro sistema nervioso parasimpático actúa como si sí lo estuviese.
La relación, pues, de los nerviso con el sexo es clara. Cualqueir tipo de respuesta que de nuestro organismo necesita del sistema parasimpático, salvo en el caso de que esté ya activado por otra cuestión más importante como, en ese caso, el sistema que se activa es el simpático, que es el realcionad con nuestra capacidad de huida. En estas circunstancias, lo normal es que la respuesta sexual se vea claramente afectada.
La mayoría de los problemas sexuales de los hombres adultos tienen relación con esta complicada activación del sistema nervioso. Así pues, los nervios, en cualquiera de sus formas, son los causantes, en el mayor número de los casos, de los problemas de eyaculación precoz, en los problemas relacionadso con la erección e, incluso, en la mayoría de los problemas relacionados con la impotencia sexual total. En cualqueir caos, cuando sabemos os sospechamos que podamos tener un problema de este tipo, lo más recomendable es consultar a un especialista en este tipo de patologías. La respuesta profesional siempre reaulta la más adecuada.