Los pezones de la mujer son , sin lugar a dudas una de las zonas más apasionante de su anatomía. Se trata de una zona extremadamente delicada y sensual. El pezón es un protuberancia de pequeño tamaño que se encuentra situada, más o menos, a la altura de la parte central de cada uno de los senos o mamas. Los pezones llegan a contener en su interior hasta 20 conductos lácteos. Se encuentran rodeados de una parte de piel con diferente pigmentación al resto y especialmente sensible conocida con el nombre de areola.
La utilidad más característica de los pezones es abastecer de leche al recién nacido. Durante el embarazo, la leche se va produciendo, poco a poco, en las glándulas mamarias. Sin embargo, aunque en realidad sirven para dar de mamar al lactante, no hay adulto que no disfrute con la increíble textura que ofrece esta parte de la anatomía femenina. Sin duda, se trata de una de las zonas más excitantes del cuerpo humano.
El pezón y la areola, además de la función ya reseñada, cuentan con otras más relacionadas con la sexualidad. Tanto los pezones como las areolas son unas zonas especialmente erógenas. Cuando se incrementa la excitación sexual o los primeros son estimulados, la respuesta de estos pasa por la erección, como si del miembro viril se tratase. Sin duda, uno de los síntomas de que una mujer está siendo receptiva al estímulo sexual es la erección y el endurecimiento de los pezones.
Este proceso es causado por la oxitocina que se genera durante la excitación sexual. Sin embargo, no siempre el endurecimiento de los pezones está causado por la excitación sexual. El frío también es un potente excitante para esta delicada zona de la anatomía de la mujer. Las bajas temperaturas pueden llevar a provocar las mismas reacciones corporales que la extinción sexual, al menos en lo que a este tipo de reacción se refiere. Así que, cuando contemples a una mujer con los pezones erectos, antes de intentar cualquier acercamiento, asegúrate de cuál es la temperatura a la que se encuentra. Más que nada para no llevarte sorpresas desagradables.