El sexo en Berlín es nuestro siguiente objetivo. Después de conseguir mantener sexos el París en nuestro anterior entrada, vamos a continuar nuestros viajes estivales disfrutando el sexo por el resto del mundo. Es cierto que París pone el listón muy alto y que empezar una serie de viajes alrededor del mundo gozando de la actividad sexual con París es empezar con una ciudad top, pero no resulta menos cierto que en Berlín, cuando suben las temperaturas, se respira el sexo por la calle. Las mujeres acortan sus vestidos, los hombres agrandan su imaginación y muestras sus musculados cuerpos y todo se conjura para que el sexo en Berlín sea la consecuencia lógica de nuestra visita.
Si hay algo que caracteriza a los visitantes de Berlín durante el verano es esa especie de pacto no escrito por el que todos dejan de tener pareja para comenzar un juego en el que todos se ven y se muestran a todos como si fueran solteros. No es preciso que hay ruptura en la pareja. Cualquier persona que esté en verano en Berlín, ya sea autóctono o forastero, se siente obligado a sentirse soltero. El sexo en Berlín, igual que sucede en París, es sólo cuestión de tiempo.
Para disfrutar del sexo en Berlín no es necesario contar con pareja. De hecho, cho hemos comentado, todos s sienten solteros. Eso va inundando las calles de un olor a sexo contenido y latente en el ambiente que hace que la temperatura sexual de cada individuo crezca hasta zonas realmente peligrosas. no es extraño que, en el lugar más insospechado, se dispare toda la tensión sexual en forma de encuentro inesperado, casual y explosivo.
Por si la tensión sexual a flor de piel por toda la gente que pasea por la calle, independientemente de su credo, edad o inclinaciones sexuales o políticas, no fuera suficiente, Berlín tienden una amplia oferta de clubes para encuentros de adultos. Los hay de todos los tipos. Destacan, especialmente, los clubes de intercambio de parejas, costumbre ésta que está muy extendida por la ciudad y muy arraigada en la traición berlinesa.