Después del orgasmo, resulta habitual que l hombre de un beso a su pareja, se gire y se duerma plácidamente. Sin más. Ellas suelen preguntarse, llegados a este punto, ¿por qué ellos se suelen dormir después del sexo? Vamos a analizar en profundidad esta pregunta para intentar darle una respuesta. Para ello, nos vamos a acercar al sueño de después del orgasmo de los varones.
Se sabe que, llegados a la última fase del acto sexual, el nig¡vel de congestión del organismo comienza a descender de forma más o menos abrupta. El ritmo respiratorio y cardíaco también experimenta un importante descenso lo que, inevitablemente, provoca una relajación no conocida en otro periodo del coito. El pene, los pezones y el resto de órganos sexuales, tanto en el hombre como en la mujer, experimentan lo que conocemos como un periodo refractario. Aunque la situación es idéntica para hombres y para mujeres, lo que varía es la duración de este periodo para un sexo y otro. Por este motivo, la mujer tarda menos tiempo en estar lista para continuar con la acción sexual. Los hombres, en cambio, necesitan bastante más tiempo para tener una nueva erección.
En cualquier caso, parece que la deferencia en tiempo no es tan significativa como intuitivamente podíamos suponer. En realidad, la gran diferencia no está en los dispares tiempos de duración del periodo refractario sino en al forma en que a cada uno afecta el cambio de ánimo. En el caso de los hombres, una vez se produce la eyaculación, es decir, después del orgasmo, diste un decrecimiento casi inmediato en el estado desánimo que cierra del periodo de excitación, radicalmente, con la saciedad absoluta e, inevitablemente, trata de enlazar con el sueño.
A nivel biológico, parece clara cómo funciona la cuestión del sueño después del orgasmo. Dejando a un lavo que los periodos refractarios de hombres y mujeres son diferente, aunque no tanto, una vez que el hombre ha eyaculado le sobreviene, de forma inevitable, una sensación de pereza y somnolencia que no sufren las mujeres. Y es en ese punto donde radica, fundamentalmente, la diferencia entre hombres y mujeres al finaliza el encuentro sexual.