El cuerpo de la mujer reacciona ante los estímulos que recibe. Las terminaciones nerviosas que tienen repartidas a lo largo de la anatomía proporcionan a la mujer la capacidad para excitarse cuando recibe los estímulos adecuados. Cuando alcanza el orgasmo, el cuerpo de la mujer también reacciona, como no podía ser de otra manera. Las manifestaciones externas que se producen en esta situación son bien conocidas por todos, Sin embargo, hoy vamos a comentar qué cosas le suceden a una mujer por dentro cuando alcanza el clímax sexual.
El cuerpo de la mujer, antes del orgasmo, ya presenta evidencias de excitación cuando se estimulada de una manera adecuada. El clítoris comienza su expansión, la vagina empieza a lubricar para estar lista para el momento de la penetración, y, en general, todos los músculos internos de la zona genital comienzan a prepararse para el coito. Unido a esto, l temperatura comienza a subir, no sólo desde un punto de vista metafórico, la frecuencia cardiaca se acelera y, por lo tanto, aun¡menta el riego sanguíneo a todos los niveles.
Con la excitación en el cuerpo de la mujer, va creciendo el ritmo cardíaco. El corazón se acelera más y más. El mayor flujo sanguíneo provoca mayor irrigación en los puntos más sensibles como pueden ser el clítoris, los pechos o los pezones que se continúan inflamando y endureciendo.
La excitación también provoca que, de forma progresiva, se vayan tensando los músculos del cuerpo de la mujer. Cuando aparece, por fin, el orgasmo supone una auténtica liberación en general pero, en particular, de una cantidad de sustancias que hacen que la tensión se relaje y aparezca el placer. En los momentos previos al orgasmo, la vagina se llena de sangre bombeada por el corazón como anticipo de lo que está a punto de ocurrir.
Una vez el orgasmo ha sido alcanzado, el cuerpo de la mujer produce la posibilidad de alcanzar otro nuevo orgasmo. Esto es debido a que la sangre que ha enviado el corazón a la vagina aún se encuentra ahí y que el clítoris aún continúa manifestando su sensibilidad extrema. Aquellas mujeres que son capaces de hacerlo son conocidas como multiorgásmicas.