Los clítoris sensibles son más habituales de lo que podemos pensar. Sucede que, en ocasiones, el nivel de sensibilidad que es capaz de percibir un clítoris excede lo normal. Muchas mujeres pueden llegar a tener problemas cuando esto les sucede. En muchos casos, sucede que no les funcionan las técnicas y procedimientos habituales para alcanzar el orgasmo. Cuando el clítoris de una mujer es sensible en exceso puede que, si no nos empleamos con una delicadeza extrema, causemos más dolor que placer. Por supuesto que esto no es deseado ni por ella ni por él. De hecho resulta igual de frustrante para ambos participantes. Por ello, vamos a detallaros algunos consejos para actuar ante clítoris sensibles.
La textura que tiene la lengua no tienen nada que ver con la que ofrecen oras partes del cuerpo del hombre como, por ejemplo, los dedos, los pies o, incluso, el propio pene. La suavidad que propone¡raciona su tacto puede resultar extremadamente delicada. Es por eso que comenzar los masajes con la lengua sea un procedimiento muy aconsejable en el caso de los clítoris sensibles. En cualquier caso, no debemos limitarnos a la suavidad de la textura de la piel de la lengua sino que debemos aportar, también en la forma de ejecutar las caricias, una delicadeza extra.
Tener en cuenta que la lubricación previa a cualquier contacto con el clítoris debe ser muy generosa. Para ellos, lo mejor es, siempre, realizar todos los preliminares necesarios para que el nivel de excitación sea el máximo y, de esta manera, podamos conseguir el mayor nivel de lubricación natural. Sólo cuando hemos alcanzado el nivel suficiente por medido naturales podemos, además, añadir un lubrican que proporcione, aún, una mayor lubricación.
Momentos antes de la penetración, y siempre después de hacer realizado los preliminares anteriores, podemos masajear, siempre de una forma extremadamente delicada, los clítoris sensibles a los que nos enfrentemos con la punta de nuestra polla erecta. A esta técnica se le conoce como «citagge» y resulta verdaderamente excitante. Insistimos, de nuevo, en la delicadeza extrema con que se han de realizar todos y cada uno de nuestros movimientos de fricción con el clítoris en cuestión.