A todos los hombres nos pasa que deseamos tener un pene enorme. La mayoría, imcli¡uso, nos conformaríamos con que fuese algo mayor que el que nos ha tocado. Aunque, está claro, que no importa el tamaño de nuestro pene, siempre lo querríamos más grande. A las mujeres les pasa algo parecido, pero sólo en parte. La mayoría de las mujeres también desean tener cerca un pene grande, pero son pasarse. Cuando un pene es demasiado grande, las molestias para las mujeres pueden ser importantes. Puede que, incluso, lo que iba a ser un encuentro placentero torne en una situación realmente dolorosa. El pene enorme soñado por los hombres puede, por lo tanto, ser una pesadilla para ellas.
Como en casi todo en esta vida, ocurre que hay que hay cosas que podemos hacer si contamos con la fortuna o desgracia de tener un pene enorme y queremos no hacer que nuestra pareja habitual u ocasional pase un mal rato. Si tienes un pene con una longitud o grosor, o ambas cosas, muy por encima de lo normal, los siguientes consejos te ayudarán a disfrutar del encuentro y hacer disfrutar a tu acompañante.
Los preliminares antes de la penetración son imprescindibles en cualquier caso, pero si ¡, encima, tenemos un pene enorme, con mayor motivo. Conseguir la relajación de nuestra pareja y el nivel de excitación que facilite la dilatación de su vulva y su correcta lubricación resulta algo absolutamente necesario si queremos penetrarla con éxito y satisfacción para ambas partes.
La penetración debe ser realizada de una forma especialmente lenta y, por supuesto, delicada. En ningún caso, las embestidas violentas deben ser utilizadas al comienzo de la penetración y, si nos excitan mucho, deberemos posponerlas hasta a parte final del coito, momento en el que la vagina ya se habría dilatado lo suficiente como para albergar el pene enorme que hemos puesto a su disposición.
Si, a pesar de todo, el tamaño de nuestro pene sigue siendo tan desproporcionado que intuimos que podríamos lastimar a nuestra compañera de juegos sexuales, siempre podemos recurrir a atarnos un pañuelo, o una sábana en los casos más extremos, en la base del pene para acortar su superficie útil.