La testosterona

La testosterona es la hormona del grupo de los andrógenos, también conocidos como esteroides, que producen los hombre en sus testículos. Sin duda, es la hormona masculina de mayor importancia, dado que su influencia es determinante en la formación y mantenimiento de los huesos y músculos, en la fabricación de espermatozoides y glóbulos blancos en otras múltiples cuestiones como la parición del deseo sexual o el estado de ánimo de los hombres. Lamentablemente, el envejecimiento hacer que los niveles de producción de testosterona vayan siendo, progresivamente, menores.

Sin embargo, a pesar de la creencia que la mayoría de la gente tiene, la producción de testosterona no es patrimonio exclusivo de los varones. El organismo femenino también la produce aunque, claro está, en una proporción mucho menor. Su presencia en el organismo de las mujeres guarda relación con diferentes aspectos del humor, la libido y el apetito sexual.

En la vida del feto ya aparece la testosterona. La placenta de la madre estimula los testículos del feto para que comience a producir testosterona. Este proceso llega hasta, mas o menos, hasta diez semanas después de haberse producido el nacimiento del bebé. Sin embargo, desde ese momento y durante toda la niñez, la producción de la hormona se detiene prácticamente por completo. Hasta que no comienza la pubertad no se retoma la producción de testosterona. Esta vez se retoma su producción a grandes escalas y se manteen durante gran parte de la vida adulta, aunque, como ya hemos dicho, en los últimos años de ésta, el nivel de producción desciende sensiblemente.

La testosterona se genera gracias a las células de Leydig, casi totalmente en los testículos. Sin embargo, existe una parte, prácticamente residual, de la producción que se sintetiza en diferentes tejidos. EN el caso de las mujeres, la producción de esta hormona tienen liar en los ovarios y en la placenta aunque, como ya se ha comentado, en cantidades mucho menores que en el caso de los hombres. De la misma manera que sucede con otras hormonas, ésta es derivada del colesterol y, como sucede con otras hormonas, se transfiere al organismo a través del flujo sanguíneo.

 

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