Sucede a menudo que mujeres menos experimentadas inician encuentros sexuales con hombres mayores y, por tanto, habitualmente con mayor experiencia sexual que ellas. Suele suceder que, a veces, esta situación provoque algún tipo de miedo o recelo. Es frecuente que la chica no quiera decepcionar a su compañero sexual y que, a menudo se pregunte sobre las cosas que debería hacer para que este no suceda. En realidad, no hay recetas para cumplir las expectativas de nadie. y menos en la cama, donde todos tenemos gustos diferentes. Si hay algo que siempre funciona para relacionarte con hombres mayores o para relacionarte con quien tú quieras es la autoestima. Quererse bien a uno mismo es algo que siempre va bien para casi cualquier cosa.
Cuando una mujer va a tener sexo con hombres mayores que ella, lo primero que debe hacer es conocerse todo lo que pueda. No hay nada más útil que el conocimiento de uno o de una misma. Nada nos viene mejor para un apasionante encuentro sexual. Cuanto más sepa sobre su propio placer y la manera de llegar a las mayores metas sexuales propias, más confiada estará y, por lo tanto, más cerca de que todo transcurra con la suficiente normalidad. Extremo que resulta absolutamente básico para el encuentro sexual sea un éxito.
El grado de relajación que una mujer alcance antes de mantener sexo con hombres mayores también resulta una herramienta muy útil para que el encuentro sea satisfactorio para ambas partes. Confiar en las propias capacidades nos hace sentirnos cómodos y no hay nada que le vena mejor a una buena sesión de sexo que sentirse a gusto. El grado de relajación interno marcará el nivel de comodidad que alcancemos y, éste, será capar de hacer explotar todo el potencial erótico.
Sorprender cuando una mujer va a tener sexo con hombres mayores y más experimentados sexualmente es, siempre, un buen estímulo para ambos. No se trata de hacer mil peripecias para buscar la sorpresa, simplemente basta con acudirá situaciones que, generalmente, no se esperan. En realidad, cualquier cosa que no sea la habitual puede resultar una muy agradable sorpresa siempre que se haga con el cariño necesario.
