La inteligencia sexual

Pues resulta que la inteligencia sexual existe. Existen, como todos sabemos, muchos de tipos de inteligencia. La inteligencia lógica, aquella que nos permite, por ejemplo, ser buenos en matemática. La inteligencia musical, es aquella que hace que desarrollemos una sensibilidad especial hacia la música. La inteligencia emocional, es aquella que nos permite dominar nuestras emociones. Pero existen otro buen número de inteligencias que no son mencionadas tan frecuentemente. Entre ellas está la inteligencia sexual.

Inteligencia sexual
Inteligencia sexual

La inteligencia sexual, en contra de lo que pudiera parecer a primera vista, no es algo que nos convierta en mejores o peores amantes. Ni mucho menos. No funciona así la cosa. Lo que en realidad nos permite la inteligencia sexual es a sacar todo nuestro potencial sexual. Es decir, no nos compara con el resto del mundo sino con nosotros mismos. A mayor inteligencia sexual mayor capacidad tendremos para dar y recibir placer hasta que seamos capaces de alcanzar el máximo nivel de satisfacción sexual de cada uno de los amantes.

Cuando una persona es inteligente sexualmente, es decir, tiene un grado alto en inteligencia sexual, no le basta con disfrutar del sexo sin más. Le resulta completamente necesario saber que la persona que ha compartido con él o ella su experiencia sexual ha acabado igualmente satisfecho o satisfecha. Se trata de encontrar un difícil entre el placer que se ha obtenido y el placer que se ha facilitado a la otra persona.

La inteligencia sexual, pues, no sólo busca el placer en el encuentro sexual sin o que trata de convertirlo en un mecanismo que suponga una reafirmación en la personalidad propia. Además, todo esto se puede conseguir en una mínima inversión en recurso energéticos, lo que, en su caso, consigue la optimización de estos para alcanzar la cumbre de la satisfacción sexual.

El fracaso sexual de muchas personas se basa, precisamente, en la búsqueda del placer sexual en lugares equivocados. Resulta común aferrarnos al número de orgasmos, el número de encuentros sexuales, el número de pareja o a las medidas de los atributos de cada cual para medir nuestro nivel de máxima satisfacción sexual. Sin embargo, resulta imposible encontrarlo en estos factores ya que resido, en realidad, en la inteligencia sexual que está muy lejos de ellos.

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