El sexo en Japón es algo diferente al resto del mundo. Japón es un país avanzada en muchas cuestiones tecnológicas, científicas y sociales. En cuestiones relacionadas con evitar la ley que penaliza la penetración a cambio de dinero, parece que también. La oferta en este sentido es enorme. La variedad de opciones para practicar sexo fuera del compromiso de la pareja son casi ilimitadas. El sexo en Japón ofrece un montón de posibilidades que vamos a pasar a detallar.
Si hablamos del sexo en Japón, inevitablemente debemos hablar de la burusera. Son muchas las chicas jóvenes que venden su ropa interior. El precio puede ser muy diferente dependiendo de si es una prenda nueva y limpia o usada y sucia. Las opciones en este sentido son muchas y los precios que se llegan a pagar por algunas prendas que responden a determinadas circunstancias son desorbitados. La ley japonesa lo permite-
El negocio de las casas de baños, o soapland en japonés, es uno de los que más se conocen en occidente. En realidad son un lugar donde se encuentran adultos con la excusa del compartir un baño público pero que, en realidad, comparten casi todo menos el baño. Al tratarse de un acuerdo entre adultos y sin compensación económica, está permitido por la ley.
Los salones rosas también resultan inevitables si hablamos de sexo en Japón. Se trata de un local, convenientemente decorado en su fachada, donde se practica el sexo oral. Se trata de hartes aparentemente normales pero que cuenta con una serie de cabinas donde se practica el sexo oral.
Por supuesto, los clubes de citas también tienen presencia en el sexo en Japón. se trata de un lugar donde las chicas son exhibidas en una escaparates con visibilidad para el cliente pero no para ella. La chica que resulta elegida pasa un rato con el cliente que, en ocasiones, acaba en relaciones sexuales.
En realidad, el negocio consiste en el contacto entre las dos personas. Su decisión de tener sexo o no, se considera parte de la capacidad de acordar cosas entre dos adultos. Como la transacción económica es por el contacto y no por mantener relaciones sexuales, no existe ningún problema según la legislación japonesa.