Si uno quiere comerse un coño, tiene que comérselo de verdad. Nada de medias tintas. Y es que resulta que hay mucha gente por ahí que, en realidad, para justificar que les correspondan con sexo oral, hacen una comida de coño completamente simbólica y no se dedican con el entusiasmo y la profesionalidad que deberían. Si a los que están en esta situación les sumamos aquellos que no son capaces de comerse un coño correctamente porque no saben, resulta que la cantidad de comidas de coño que se realizan en este país de forma placentera para la interesada no son tantas como debería haber. Con el afán docente y divulgador que nos caracteriza, vamos a ilustrar al mundo acerca de tan noble arte.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta para comernos un coño correctamente es que a la hora de bajarnos al pilón hemos de pensar, en todo momento, en el placer de la persona a la que le está escomiendo el coño. Resulta muy complicado concentrarse sólo en eso y abstraerse de la cantidad de estímulos que la situación genera pero, en cualquier caso, debes conseguirlo si realmente quieres tener éxito con tu actividad.
Una persona, antes de comerse un coño siempre debe iniciar un camino de caricias, besos y ternura física en general que genere la confianza y le excitación necesaria para que el comienzo de la actividad no sea algo agresivo. Imagínate que, sin previo aviso, alguien decide engullir con su boca tu órgano sexual. Por supuesto que no resulta tan erótico como si se emplea con una serie de argumentos previos que lo justifiquen.
El mundo alrededor del clítoris también existe. Efectivamente, el clítoris es una fuente de placer inagotable para cualquier mujer. Su estimulación puede resultar una de las cosas más placenteras del mundo pero hay un mundo de terminaciones nerviosas alrededor de él que también deben requerir tu atención. Busca con tu lengua en los labios mayores y menores. Explora con tu lengua dura los conductos empapados en flujo. Déjate esperar recreándote en la cara interna de los muslos. Comerse un coño no sólo es comerse un coño, también es estimular convenientemente todo lo que le rodea.