Si el sexo tiene un aliado cercano, fiel y que nunca falla, sin duda, éste es la música. Es más que habitual, entre todo tipo de parejas que, al comenzar a preparar un escenario para el encuentro sexual, uno de los preparativos a los que más tiempo dediquen sea la elección de la banda sonora que acompañará al momento. Sin duda, la música es un compañero fiel al sexo y la mayoría de las personas que mantienen sexo de forma habitual así lo piensan.
Por supuesto que la relación entre música y sexo no es gratuita. Si aquella esta presente en el entorno de un gran número de relaciones sexuales, sin duda, porque es capa de aportar un buen número de cosas positivas. Lo primero que cabe destacar es la facilidad que tiene la música apara envolver cualquier escena y transportar a la pareja a un entorno particular que aísla del resto del mundo. Apenas comienzan las primeras notas resulta imposible no sucumbir a su encanto. también es destacable cómo determinados ritmos musicales motivan especialmente lo simposios sexuales. Escuchar este tipo de música y dejar que la naturaleza siga su curso es, sin duda, una excelente idea. Pero además, si, por algún motivo, en un encuentro sexual la energía negativa se adueña de la situación, nada como la música para hacer que las energías positivas vuelvan a aparecer.
Hay una música para cada momento. Desde el momento del cortejo hasta para el reposo del guerrero una vez finalizada la batalla sexual, por supuesto, pasando por todos los momentos intermedios, incluyendo los más fogosos. Las baladas románicas, los boleros clásicos, el blues o el jazz son sólo algunos dejemos de géneros musicales que pueden maridar perfectamente con cualquier fase de la relación sexual de una pareja. Cada uno tiene sus propios gustos y todos son respetables. La reacción que puede llegar a despertar en la piel de una persona ante un género concreto no tiene por qué ser la misma que se produce en otra persona. La edad, la forma de vida, y las experiencias vividas, sin duda, influyen en este tipo de elecciones.
En el sexo, como en la música, el placer compartido, la exploración permanente y la creatividad son factores que nunca deben faltar.