Las mentiras sobre el sexo inundan nuestras relaciones. Hablar de sexo con honestidad debería ser una circunstancia que se diese en todos los ámbitos y con total naturalidad. Sin embargo, lamentablemente, esto no sucede habitualmente. En unas ocasiones por timidez, en otras por ignorancia y en otra, simplemente por mala leche, resulta muy frecuente que, con total naturalidad y de forma totalmente impune, se suceden comentarios acerca de la vida y costumbres sexuales de las personas que son totalmente falaces. Es absolutamente normal que nos encontremos con demasiadas mentiras sobre el sexo.
Las inseguridades sobre nuestro propio cuerpo aparecen en todo tipo de personas. Eso resulta inevitable. Los pechos caídos, los testículos desiguales, los pezones peludos o el pene demasiado pequeño son algunas de las cosas que les suceden a las personas y, en absoluto, debe creerse que reunir alguna de estas circunstancias debe limitar la posibilidad de disfrutar una sexualidad plena. En este tipo de complejos puede que se basen alunas de las mentiras sobre el sexo más habituales. Otras, sin embargo, nacen de la más pura ignorancia.
Una de las mentiras sobre el sexo más arraigadas en la sociedad es aquella que cuenta que el sexo oral es totalmente seguro. Efectivamente, para evitar embarazos no deseados, el sexo oral es totalmente seguro. Es imposible provocar un embarazo si un espermatozoide no entra por la vagina hasta encontrar un óvulo que fecundar y, por vía oral, raramente encontrará el camino. Pero como método para evitar las enfermedades de transmisión sexual es, sencillamente, ridículo. La gonorrea, el herpes o la clamidia son sólo algunas de las enfermedades que se pueden contagiar a través del sexo oral, Esto por no hablar de otras realmente graves. El sexo oral no es seguro. Para practicar eso oral con seguridad debemos acompañarlo con algún método de barrera eficaz como el preservativo.
Otra de las metidas sobre el sexo que se oyen mucho es que si la mujer está de pie a la hora del coito no puede quedar embarazada. Si no fuese por lo dramático que puede llegar a resultar esta afirmación parecería cómica. Lo único que aporta el hecho de estar de pie es nuevas posibilidades de descubrir posturas, nada más. Las posibilidades de embarazo son exactamente las mismas que en cualquier otra postura en que se realice el coito.