Tener sexo con un robot puede sonar un poco raro. ¿No es así? Puede resultar extraño imaginar mantener una relación sexual con una maquina. En al célebre película Blade Runner, Harrison Ford no parecía tener ningún tipo de preocupación por exhibir su amor, no exento, en absoluto, de sexo, con una replicante. Ahora es la última película de Sìke Jonze quien vuelve a poner el tema de actualidad. En Her, que así se llama el film del que hablamos, es Joaquin Phoenix quien se enamora y copula con un artefacto de cables y metal. El cine y la literatura siempre muestran hechos que, en algunos casos, con el tiempo, se convierten en realidad. Pero, ¿con el sexo con un robot puede suceder lo mismo?
Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Middlesex, en el Reino Unido, aborda el tema. En el estudio en cuestión se seleccionó una muestra de 2.000 personas de las que el 33% afirmó creer que la tecnología llegará a reemplazar a policías, soldados, maestros o amantes. Efectivamente, un tercio de las personas encuestadas pensaban que llegara un momento en el que llegaríamos a tener sexo con un robot de forma natural.
En realidad, si esto llegase a suceder, podría tener un buen puñado de ventajas. Podría programarse a nuestro amante de metal para que conociese exactamente nuestros gustos u, de esta manera, manejar las sesiones de sexo de una forma totalmente adecuada a nuestras preferencias eróticas, cosa que, sin duda, sería una importante ventaja. Desde luego, la precisión sexual estaría muy presente en la ficción que ahora nos imaginamos de tener sexo con un robot. Sin embargo, por supuesto que habría desventajas muy significativas. por supuesto, la emoción que es hacer capaz de sentir el roce de la piel de otro ser humano sería imposible de reemplazar.
EN cualquier caso, ¿existe mucha diferencia entre acostarse con un robot y masturbarse con una muñeca hinchable o con un vibrador? En realidad, parece que no. ¿No es así?
