Los masajes pueden ser una excelente forma de comenzar una relación sexual. Encender la pasión antes de entrar en materia es fundamental para que todo fluya con la pasión que el momento requiere. Los juegos previos al sexo hacen que éste se viva con mayor intensidad y placer, sin duda, pero los masajes también son una buena forma de relajarse después de haber mantenido sexo. De la misma manera que son un buen estimulante para antes de comenzar también son una buena forma de buscar el relax tras la sesión de sexo.
La clave del sexo es, sobre todo, el encuentro con la intimidad que supone. Uno de los mayores momentos de intimidad, sin duda, es aquél que se produce tras haber mantenido una relación sexual plena, cuando ya todo ha acabado y lo que buscamos es relajarnos adecuadamente. Los masajes relajantes son ideales para conseguir el mayor grado de relax.
Aprovechar la tendencia natural que el organismo tiene al reposo tras haber mantenido relaciones sexuales es perfecto para aprovechar y atreverse con unos masajes en pareja. Recorrer el cuerpo de nuestro compañero o compañera de juegos sexuales siempre es una circunstancia agradable. Si, además, descargamos esta experiencia de la tensión sexual, que ya ha quedado resulta con anterioridad, podemos convertir la acción en algo realmente gratificante a todos los niveles.
La clave está, sobre todo, en querer hacer disfrutar a nuestra pareja. No tener prisa ni ser demasiado bruscos en los movimientos. Hay que recordar que lo que buscamos es la relajación de ambos. De la persona que da el masaje y, por supuesto, de la de quien lo recibe. La espalda siempre es un buen punto de comienzo adecuado cuando de un masaje relajante se trata. Pero se trata de hacer un recorrido amplio por el cuerpo masajeado. No debamos olvidarnos zonas como las piernas, las plantas de los pies o los hombros. Todos ellos son ideales para emplearnos bien en la descarga de tensión.
A menudo sucede, cuando estamos practicando un masaje relajante, que, sin querer, nos vamos manejando también por zonas erógenas, lo que suele provocar un nuevo comienzo de la excitación sexual en las dos partes de la pareja. Raramente un masaje relajante no termina en el comienzo de una nueva relación sexual.