Muchas parejas, cansadas de la rutina de su vida sexual y buscando nuevas experiencias, recurren al swinging.
El swinging en una práctica sexual que se realiza en pareja. Sirve para romper con la rutina sexual de una relación y según las personas que lo practican o swingers, ayuda a reafirmar la relación, al compartir las fantasías del otro.
El swinging no se limita al intercambio de parejas. Tiene más variantes:
– Practicar sexo con tu pareja mientras otros miran o mirar como otras parejas mantienen relaciones sexuales (voyeurismo).
– Incorporar a una o a varias personas a los juegos sexuales, pero sólo con caricias, besos o sexo oral.
– Mantener relaciones sexuales completas con más personas además de con la pareja (tríos, orgías, gang bang).
Los swingers afirman que la incorporación de otras personas en sus juegos sexuales es una forma de reafirmar sus vínculos emocionales y sexuales. Las fantasías sexuales con varias personas es una de las más recurrentes. De esta forma, y siempre con el consentimiento de las dos partes, se puede realizar esa fantasía sin tener que recurrir a engaños, mentiras o infidelidades. Por eso es muy importante tener claro que nuestra pareja nos va a compartir con otros y que nuestra pareja va a ser compartida con otros.
Hay locales específicos para swinging que se pueden encontrar a través de Internet. En algunos de ellos se permite, y están acondicionados para ello, realizar estas prácticas sexuales. Otros, son sólo un punto de encuentro y no están permitidas las relaciones. Unos y otros son muy fácilmente localizables en la red.
Una vez que ya estamos en la cita, el modo de iniciarse es con suaves caricias en zonas no erógenas. Si no hay rechazo, se entiende que se da el consentimiento para continuar. Todo es consensuado. La regla de “no, es no” se sigue a rajatabla. Si alguna de la partes no se siente cómoda en algún momento o no quiere realizar cualquier práctica, no se insiste ni se le buscan justificaciones.