¿Quién no ha surcado alguna vez las procelosas aguas de la eyaculación precoz?
Aunque todos lo neguemos, y yo el primero, en algún momento alguna de nuestras amantes nos ha soltado esa expresión, o alguna similar, acompañada de una gran cara de asombro. La pobre se ha quedado sin palabras después de que, tras un par de bombeos, nuestro pequeño amigo haya echado el resto y se haya negado a continuar. Ella, que se esperaba una gran explosión de fuegos artificiales de placer, se ha tenido que conformar con un petardillo que apenas ha explotado. La eyaculación precoz, ha hecho acto de presencia. Sin avisar y por sorpresa. Aun así, se ha rehecho rápidamente y se ha puesto a consolarnos:
– ¿Yaaa? Bueno. No te preocupes. No pasa nada. Es muy normal. Os pasa a todos los tíos. No tiene importancia.
Vamos a ver, si es muy normal y nos pasa a todos, ¿por qué te has quedado tan pasmada? Que tenías que ver la cara que se te ha quedado. Uno no se sorprende de las cosas habituales. Entonces, ¿la eyaculación precoz es habitual o no lo es?
Ciertamente es un problema bastante habitual. Un 75% de los hombres padecen de eyaculación precoz, al menos una vez en su vida. La causa principal se suele encontrar en factores psicológicos. El miedo a no agradar a nuestra pareja, a decepcionarla o no estar a la altura, nos puede generar una ansiedad que hace que nuestro nivel de excitación sea mayor y nos lleve a perder el control sobre la eyaculación. Otros factores como el cansancio, las preocupaciones o el estrés también influyen notablemente.
Hay diferentes opiniones en cuanto al tiempo, pero se considera que alguien es eyaculador precoz si no consigue aguantar más de 2 minutos en una relación sexual. Las últimas opiniones van más encaminadas a considerar precoz al hombre que no es capaz de controlar su eyaculación.
Por eso, un fallo puntual no nos hace eyaculadores precoces. Tenemos que examinar las causas que lo han provocado y determinar si es algo habitual.
