La confianza en las relaciones es algo fundamental. Si alguna vez has estado en una relación, lo más probable es que hayas experimentado al menos un momento en el que la confianza entre tu pareja y tú se haya visto comprometida.
Esto puede haber ocurrido cuando uno de los dos tenía una aventura, o tal vez fue algo tan simple como no ser honesto sobre cuánto dinero gastaban en ropa. En cualquier caso, si no hay confianza en la relación, puede resultar muy difícil ser vulnerable con el otro.
La vulnerabilidad es importante porque nos permite ser abiertos y honestos con los demás; si no nos sentimos seguros haciéndolo con nuestra pareja, tampoco es probable que ella quiera que lo hagamos.
Para tener una relación feliz y sana, tienes que poder confiar en tu pareja. Si no confías en tu pareja, no podrás disfrutar de intimidad y cercanía con ella. La confianza permite que las personas se sientan seguras y cómodas expresando sus sentimientos, compartiendo sus preocupaciones y sintiéndose conectadas entre sí.
Sin confianza es muy difícil que las parejas construyan los cimientos necesarios para fomentar la intimidad y la cercanía en las relaciones. La confianza también desempeña un papel importante en la salud mental. Ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, al tiempo que proporciona una sensación de seguridad emocional.
La confianza es un ingrediente esencial de las relaciones sanas y felices. Permite que las personas se sientan seguras y cómodas expresando sus sentimientos. Compartiendo sus preocupaciones y sintiéndose conectadas entre sí. La confianza también facilita que las parejas se comprometan y negocien cuando surgen conflictos.
Pero, ¿cómo se desarrolla la confianza? Según el psicólogo John Gottman (y muchos otros), la confianza se construye con el tiempo a través de un proceso llamado «seguridad ganada». La seguridad ganada se produce cuando alguien ha demostrado que se puede confiar en él a lo largo del tiempo. Y esto genera una sensación de seguridad en la relación. Por el contrario, la seguridad no merecida se produce cuando te dan algo sin habértelo ganado; por ejemplo, que te den dinero sin haber trabajado para conseguirlo o que te digan que eres especial sin demostrar a los demás por qué es cierto.