El sexo solitario durante el confinamiento, en ocasiones, es una opción. En otros casos es la última alternativa que se maneja. Siempre que tratamos el asunto del sexo durante esta pandemia que nos tiene a medio mundo encerrado en sus casas, acabamos conviniendo en que los encuentros sexuales, siempre que no haya síntomas ni riesgo de contagio, con la máxima higiene, son posibles. Sin embargo, a menudo nos olvidamos de aquellos que, por las circunstancias que sean, les ha tocado vivir el confinamiento en soledad. Para ellos, la única posibilidad es el sexo solitario.
Y es que no hay por qué renunciar a la via sexual por el solo hecho de estar solo. Ni mucho menos. Que el ser humano es un animal sexual por naturaleza es algo que nos gusta repetir a menudo. De esta manera, ni en las circunstancias más desfavorables podemos desligarnos de nuestra condición. Está claro que esta situación no favorece el desarrollo de la libido. Pero si así nos lo proponemos siempre podremos encontrar los estímulos necesarios para disfrutar de nuestra sexualidad.
El sexo solitario puede ser a nivel presencial. Es decir, que no compartamos espacio físico con otra persona pero sí nos acompañe de manera virtual. En este caso, las nuevas tecnologías son un excelente aliado. Hace no tantos años, apenas contábamos con el teléfono para este tipo de encuentros sexuales. Sin embargo, ahora, la oferta es enorme. Cualquier combinación que se nos ocuerra de audio e imágenes es posible. A partir de ahí, solo nuestra imaginación nos puede limitar.
La otra alternativa para el sexo solitario es la de no contar con otra persona en contacto directo con nosotros. Podemos elegir cerrar los ojos y tirar de imaginación. Sin duda es una alternativa muy adecuada. Sin embargo, cada vez es menos utilizada. Las otras posibilidades pasan por la búsqueda por cualquier medio de imágenes que nos sirvan de estímulo para ayudarnos en la tarea.
Las opciones, a pesar de lo que se pueda pensar son muchas. Con confinamiento y sin él. Nunca debemos olvidar que nuestra sexualidad forma parte de nosotros mismos y ninguna circunstancia puede impedirnos disfrutar de ella.
