En realidad, si nos ponemos a analizar un poco la cuestión, es sencillo entender que la idea de ser bueno en la cama es algo tramposa. Realmente, son muchos los factores que influyen a la hora de disfrutar en la cama. No todos, ni mucho menos, tienen que ver con la habilidad de uno de los participantes.
Si una persona tiene la suerte de disfrutar mucho en una sesión de sexo, probablemente, su pareja secual tenga alguna parte de culpa. Pero no la única. Probablemente él o ella también cuenten con alguna habilidad. Probablemnte, también el ambiente, el entorno y la situación habrán ayudado a que así sea.
Por otro lado, decir que una persona es buena en la cama es atribuirle una característica demasiado genérica. ¿A qué nos estamos refiriendo? ?A su capacidad para penetrar o para ser penetrado? ¿Tal vez a su habilidad para el sexo oral? ¿Para las caricias previas? ¿Para alcanzar y hacer alcanzar un óptimo nivel de excitación? Sin duda, hablamos de un número de cirscunstancias inabarcables.
Como siempre decimos, lo único importante es que el tiempo que le dedicamos al sexo nos sea placentero. Tanto a nosotros como a las personas que comparten con nosotros esos momentos. Lo demás, solo es literatura.