Que el coito no es la única forma que está a neustro alcance para disfrutar del sexo es algo que ya deberíamos tener bastante calaro. ¿No os parece? Toos sabemos que el coito es la relación sexual que consiste en la introducción repetitiva del pene en la vagina, generalmetne hasta que se produce la eyaculación masculina. Desde luego, el coito es la única práctica sexual que parece garantizar la supervivencia de la especie. Sin embargo, el ser humano, afortunadamente, no limita las relaciones sexuales a la reproduccción.
Por motivos obvios que no escapan a nadie, el coito es el tipo de experiencia sexual más repetido en todo el mundo. Casi todos nosotros somos el resultado de un coito. Sin embargo, el ser humano es un animal sexual por naturaleza. Como tal, utiliza la actividad sexual como práctica para relacionarse entre sí. De esta manera, se han venido estableciendo otro tipo de formas de disfrutar del sexo sin que el coito sena una condición imprescindible.
Las relaciones sexuales, pues, puden consistir en todo tipo de actividades que pueden incluir o no la penetración. Incluso, de darse la penetración, no es necesario limitarla a la típica inserción del pene en la vagina. Otro tipo de penetraciones son corrientes en los encuentros sexuales. Desde la penetración del pene en el ano o en la boca hasta la penetración de cualquiera de los canales sexuales por un objeto sexual con forma fálica o no.
En cualquier caso, del mismo modo que la penetración del pene en la vagina no es necesaria para que se produzca un encuentro sexual satisfactorio, tampoco es preciso que se produzca ningún otro tipo de penetración. Sin muchas las prácticas sexuales que se pueden dar sin que esto suceda. Desde el petting hasta la masturbación, pasando por un buen número de actividades eróticas que no incluyen ningún tipo de penetración.
Afrotunadamente, a nivel social, hace tiempo que dejó de entenderse el sexo como una práctica dedicada únicamente a la procreación. Las variantes que hemos sido capaces de ir encontrando diferentes al coito son innumerables. Todas ellas conforman la riqueza sexual de una sociedad.