Cuando se trata de atracción física, hay muchas cosas que decir. En realidad son muchas las variables que afectan cuánto nos atrae alguien, sexualmente. Esto es algo que se discute mucho en en ámbito de los profesionales de la terapia sexual. Sin duda, puede diferir de la experiencia del deseo sexual. Veremos dos de los factores clave que afectan la forma en que nos sentimos atraídos sexualmente por alguien.
Sin ddua, el primer factor a tener en cuenta respecto a la atracción física por otras personas es el estado de ánimo. En el libro del investigador sexual Justin Lehmiller ‘La psicología de la sexualidad humana‘, enfatiza la importancia de nuestro estado de ánimo cuando se trata de la atracción sexual. Habla de un estudio realizado por Krosnick, Betz, Jussim y Lynn (1992), en el que examinaron lo que sucedía cuando se presentaba a las personas un estímulo positivo y otro negativo antes de conocer a extraños.
“El estudio mostró que aquellos a quienes se les había mostrado una imagen de gatitos tendían a reaccionar más positivamente ante el extraño. Mientras que aquellos que habían estado expuestos a una imagen de serpientes en un balde, justo antes de conocer al extraño, reaccionaron más negativamente ante el extraño. la persona desconocida ”
Lehmiller argumentó que se puede ver esto como un caso de condicionamiento clásico y estoy de acuerdo con él en esto. El hecho de que nos sintamos atraídos sexualmente con mayor frecuencia por alguien cuando nos sentimos bien, o por personas que nos hacen sentir bien, puede no parecer sorprendente en sí mismo.
Esto es, sin embargo, interesante en relación con lo que suelen predicar los “artistas del pick-up”. Un método de recogida común que se discutió mucho hace unos 10 años es «negging». En esencia, significa que le dices algo negativo a alguien para llamar su atención. Como “qué bonito te queda el jersey, lástima que el pantalón no combine”. O “tu amiga es muy sexy”. Los artistas del pick-up afirman que esta es una forma muy exitosa de recoger a alguien.
Sin embargo, hay varias razones por las que esta no es una buena estrategia. Por un lado, no es una forma muy agradable de comportarse, en términos generales. Y además, según la ciencia, no funciona. Hay una mayor posibilidad de que la persona con la que estás interactuando se sienta atraída por ti si se siente bien, lo cual no es tan probable si la insultas.