Un afrodisíaco es la reacción psicofisiológica que una comida bien preparada puede tener sobre el organismo humano. La combinación de diversas reacciones sensuales, la satisfacción visual de la vista de alimentos apetitosos, la estimulación olfativa de sus olores agradables y la gratificación táctil que proporcionan al mecanismo oral los platos ricos y sabrosos tienden a provocar un estado de euforia general que conduce a la expresión sexual.
Un afrodisíaco es cualquier cosa que te excite. Esto podría significar cualquier cosa. Desde conducir su nuevo automóvil deportivo o comer un malvavisco. Estos son los comunes. Las personas también tienden a tener excitaciones extremadamente personales en las que la mayoría de la gente nunca pensaría. O que, incluso, podrían apagar a otras personas, tal vez zapatos de payaso o, incluso, tener una buena evacuación intestinal. Hay dos tipos, psicológicos, que incluyen fantasías, y fisiológicos, que tienen efectos físicos en su cuerpo, como el estado de ánimo, el entorno y la comida.
Los afrodisíacos psicológicos tienden a ser muy personales. Sin embargo, tienden a ser consistentes en su afecto, lo que hace que las personas que responden a ellos los quieran una y otra vez. Aquí van algunos ejemplos:
-
-
-
- Cosas que traen recuerdos de eventos agradables o placenteros
- Ideas que le parecen emocionantes, como fantasías
- Hacer que se sienta importante o especial
- Usar ropa sexy
-
-
Los afrodisíacos fisiológicos son aquellas sustancias que impactan el sistema nervioso. Ya sea generando sentimientos de unidad o de estimulación. Pueden ser sustancias que tienen efectos directos sobre los órganos sexuales o, simplemente, pueden funcionar fortaleciendo todo el cuerpo. Los afrodisíacos más poderosos actúan tanto a nivel fisiológico como psicológico. El olor a jazmín, un afrodisíaco fisiológico, también podría traerte psicológicamente a esa noche increíble en la que hiciste el amor en el jardín junto a los jazmines.
A lo largo de los siglos, hombres y mujeres han ingerido con entusiasmo casi cualquier sustancia llamada afrodisíaca. Sin importar lo poco apetitosa o extraña sea. En nuestra búsqueda interminable de un mejor sexo, los humanos hemos consumido artículos tan diversos como ostras, anguilas, colmillos de elefante, sangre de león, testículos de toro, cuerno de rinoceronte, pene de carnero, genitales de cerdo, marihuana y los restos secos del escarabajo cantharis del Mediterráneo.
La historia de la comida y su conexión con el amor y el sexo. Todo comenzó con Adán y Eva y el fruto prohibido. Incluso hoy, la fruta prohibida siempre sabe más dulce. En la antigua Roma y Grecia, la comida era siempre el centro de atracción de los eventos sociales y la gente comía recostada con esclavos nubios que los alimentaban.
El mar es una rica fuente de afrodisíacos legendarios. Las ostras, camarones, almejas, anchoas y anguilas tienen fama desde la antigüedad de aumentar el deseo sexual. En realidad, la palabra «afrodisíaco» vino de Afrodita, la diosa griega del amor y el deseo, quien ella misma era un regalo del mar.
Muchas raíces, verduras y frutas se conocieron como afrodisíacos simplemente porque sus formas fueron diseñadas por la naturaleza como una pista para su uso. Los antiguos siempre estaban atentos a señales secretas.
Basándose únicamente en la forma, optaron por comer espárragos, plátanos, zanahorias, apio, pepinos, dátiles, higos y tomates, entre otros, con la esperanza de despertar pasión y conferir vigor.
