Comunicación: un proceso en el que se envía, se recibe y se devuelve un mensaje. Parece sencillo, pero no lo es. Y menos cuando se trata de comunicación en pareja. Si dices negro y tu pareja escucha blanco, aumentan las discusiones y parece que hablais diferentes idiomas. Es hora de pensar en cómo os estáis comunicando. Sería importante cuestionar el mensaje y cómo lo estamos comunicando.
Hay una frase que lo resume a la perfección: “Entre lo que pienso, lo que quiero decir, lo que creo que digo, lo que digo, lo que quieres escuchar, lo que escuchas, lo que crees que entiendes, lo que entiendes, hay nueve posibilidades de no entendernos. »
No es fácil expresar nuestras necesidades desde un lugar despejado y tranquilo. Si a esto le sumamos las necesidades y dificultades del otro, tenemos un batido que no es precisamente el más rico y saludable. La comunicación busca unir, conectar, pero nuestra forma de expresarnos puede generar desconexión.
Hablar desde un punto de vista crítico nos separa. Todos tenemos cosas que nos pueden gustar más o menos de nuestra pareja, pero usar palabras negativas fuera de lugar para comunicar esto puede no ser la mejor opción. Usar frases como “Habíamos acordado cuándo limpiar la cocina” es una frase no agresiva, contraria a la crítica destructiva del tipo: “Eres egoísta, nunca cumples las promesas que te hacemos”. Ten la seguridad de que si comienzas la conversación con una frase así, estás entrando en territorio peligroso.
Por otro lado, usar la crítica nos lleva constantemente al desprecio. Comunicarse no se trata solo de hablar, sino también de escucharse unos a otros. Teniendo en cuenta sus opiniones, ideas y sentimientos. Si tienes dificultades para llegar a acuerdos y tu pareja sugiere una posible solución, escúchala. Evite frases como: “¿Te parece que esto resolverá esto? No sabía que eras un mago.»
Con ese tipo de comunicación descalificante no es posible acercarse al otro. Lo que estás haciendo en este punto es señalar agresivamente lo que no te gusta de tu pareja y tirar por la borda todo lo que él o ella está tratando de hacer para mejorar.
Otro punto a considerar es cuando asumes que tu pareja ya sabe lo que quieres o necesitas. Todavía no podemos leer la mente, por lo que decir lo que quieres es la mejor manera de encaminarse. El siguiente paso en esta pendiente de falta de comunicación es mantener una actitud defensiva. Tiene sentido pensar que, ante las críticas y el desprecio, uno de los socios se quitará la armadura y se defenderá. Sin embargo, si queremos conectarnos entre nosotros, crear barreras no ayuda. Desde una posición defensiva podemos darle la vuelta a las cosas y empezar a atacarnos a nosotros mismos, lo que solo aumentará el fuego.
Sin duda, enfocar la pelea como yo contra ti o tú contra mí no va a tener un buen resultado. Los argumentos surgen debido a un problema en la gestión de algo en particular. Pensemos en cómo resolver ese algo y no veamos cuál de nosotros gana este argumento. Tú y yo contra el problema, no tú y yo contra el otro. Ante estas dificultades, tomar distancia y fingir que el problema no existe puede parecer tentador, pero luego termina siendo un camino del que puede resultar difícil volver.