Los juguetes sexuales caseros siempre pueden ser una alternativa. La masturbación es agradable en sí misma pero, a veces, a un chico le gusta agregar algo diferente. Claramente, los juguetes sexuales son una de las opciones preferidas aquí, pero puede haber inconvenientes. Por ejemplo, es posible no tener a mano uno. O puede que no se ajuste a su ajustado presupuesto. Ahí es donde entran los juguetes sexuales caseros. Siempre que se preste atención para garantizar que no afecten a la buena salud del pene.
Aunque puede ser estimulante ahondar en los juguetes sexuales caseros, es fundamental recordar la primera regla: no hacer daño. Siempre se debe tener cuidado para garantizar que el uso de cualquier juguete, ya sea hecho en casa o comprado en la tienda, sea seguro y no dañe el equipo, ni ninguna otra parte del cuerpo.
Muchos hombres que disfrutan de un juguete de vagina falsa recurren a un sustituto de la naturaleza: las furtas con pulpa. Estamos hablando de calabazas, sandías o melones. Este tipo de frutas son generalmente lo suficientemente grandes como para proporcionar al pene promedio un escenario de juegos parecido a una vagina.
El mundo del plástico presenta numerosas oportunidades sexuales caseras. Por ejemplo, muchos hombres descubren que simplemente con envolver su pene con plástico de burbujas y masturbarse ya alcanzan un orgasmo delirantemente intenso. Otra opción popular es tomar una bolsa de plástico y rociar en ella el lubricante favorito. Dejar que se extienda y cubra toda la bolsa. Una vez debidamente lubricado, coloca el pene dentro de él.
Los anillos para el pene son muy populares en el mundo de los juguetes sexuales para hombres. Un hombre puede utilizar una versión casera si no tiene a su alcance uno profesional. Sin embargo, es importante asegurarse de que todo lo que se use se pueda quitar fácil y rápidamente y que no esté tan apretado como para causar dolor o daño.
Aunque algunos hombres usan bandas de goma. Estas pueden ser demasiado constrictivas y también pueden ser difíciles de quitar. Una mejor opción es usar un trozo de cinta y atarlo alrededor del órgano sexual. Es más suave para la piel, permite al usuario determinar el grado apropiado de tirantez y suele ser fácil de quitar.
