La sexualidad humana tiene componenetes biológicos, emocionales e intelectuales. Los aspectos biológicos son innatos. Nacemos así. Y van más allá de nuestro control consciente. Los machos de todas las especies tienen instinto directo para aparearse que las hembras no tienen. Es necesario persuadir a las mujeres para que acepten las relaciones sexuales.
En la película ‘La lista de Schindler’ (1993) cuando una mujer se aleja, Liam Neeson la tranquiliza «No es ese tipo de beso». Un beso sexual transmite el impulso urgente de un hombre por tener relaciones sexuales y busca una mujer que le comunique su voluntad de cooperar. En una relación sexual, el coito define la actividad sexual mínima a la que se espera que una mujer sea susceptible.
Para ambos sexos existe una gran variedad de capacidad de respuesta que define lo normal. En promedio, los hombres responden hasta 6 veces más que las mujeres. Pero también la necesidad de ser sexualmente activo, además de tener la oportunidad regular de tener sexo con penetración con un amante, es mucho más importante emocionalmente para los hombres.
Los aspectos emocionales de nuestra sexualidad están determinados por nuestra personalidad. Algunas personas se muestran menos inhibidas para participar en actividad genital fuera de una relación. Otros buscan tranquilidad emocional en diversos grados. Las mujeres que son sexualmente provocativas o que están emocionalmente necesitadas pueden ser percibidas como sexuales en la medida en que facilitan la actividad sexual. Incluso si ellas mismas nunca tienen un orgasmo.
Independientemente del género, algunas personas prefieren tener relaciones sexuales con alguien que aman. Otros están motivados más por la lujuria. El impulso sexual de los hombres los enfoca en obtener su propio placer. Considerando que es más probable que las mujeres necesiten contexto emocional para disfrutar haciendo el amor. Algunas mujeres pueden interpretar su propia necesidad emocional como un impulso sexual.
Los aspectos intelectuales de la sexualidad humana dependen de nuestra imaginación. Algunas personas definen el sexo simplemente en términos de interacción con un amante. Pueden considerar cualquier tipo de actividad solitaria o actividad que no se requiera directamente para la reproducción como una perversión. Otros encuentran placer en estos aspectos no reproductivos de su sexualidad. Disfrutan de la fantasía, las excitaciones eróticas y la estimulación a sí mismos para llegar al orgasmo de forma bastante separada de una relación.
La mayoría de las personas ven el sexo como una experiencia biológica o emocional básica. Relativamente pocas personas buscan positivamente el erotismo abstracto. Esto explica por qué tan pocas personas están interesadas en hablar sobre el placer sexual: no solo lo que podrían disfrutar, sino también lo que están dispuestas a ofrecer a un amante.