¿Es el erotismo un producto más para vender o comprar? Una sociedad que crea un amplio mercado en base a nuestros cuerpos y deseos es poco fiable a la hora de entender si nuestros placeres son reales. Si, de verdad, son nuestros. Vivimos en un sistema que ha materializado todo lo que ha podido, llegando a pudrir sobre todo la manera de relacionarnos, lo placentero, lo erótico y lo sexual. Es un entorno tan afectado y sistematizado que es imprescindible replantearse nuestros propios deseos. Nuestras maneras de buscar y de gustar.
Algo tan sumamente lógico y hoy día tan difícil de entender por el mero hecho de que tratamos a nuestro cuerpo como a un simple objeto. Deseamos cuerpos casi imposibles de tener y todo porque las industrias culturales y publicitarias influyen directamente en las conductas del erotismo.
En la construcción social del erotismo a la que nos referimos, nos centramos mayormente en tres pilares. A saber, el modelo sexual, el modelo de belleza y el modelo de seducción. El primer modelo podríamos decir que es la influencia de patrones de comportamientos, pensamientos y sentimientos sexuales que se transmiten continuamente. El segundo modelo, el de belleza. Influye muchísimo en la consideración de lo que es erótico o no. Y es que, aunque la belleza varía tenemos un modelo cada vez más globalizado en nuestra sociedad. El último modelo, en cambio, hace referencia a la seducción, que hoy día conocemos más como un arte traducido en diferentes lenguajes, tanto verbales como no verbales.
El erotismo, aunque abarque muchas de las características mencionadas en su propia construcción social debemos situarlo y trabajarlo como algo biopsicosocial, ya que tiene que ver con aquello que se considera erótico o no. Aspectos que influyen al erotismo y que igualmente se relacionan y afectan entre sí.
La parte biológica está formada por nuestra capacidad innata de reaccionar ante estímulos eróticos. Esa capacidad de sentir deseo es biológica. Sin embatgo, hacia quién, dónde, cómo y cuándo es aprendido. Condicionado por la sociedad. La parte psicológica tiene más que ver con nuestras características propias de personalidad. Con las experiencias y aprendizajes particulares. Y es que, todos tenemos una propia cognición. Y una propia forma de gestionar las emociones que van a hacer que cada persona tenga una vivencia erótica particular. Por último, la parte social, se refiere a lo que aprendemos por vivir en una sociedad con una cultura, una ética, y una moral determinada sobre la sexualidad. Todas ellas, forman lo que hoy día conocemos como erotismo.