El antiguo arte de la seducción está más vigente que nunca, Sin ninguna duda. No hay más que echar un vistazoa la cantidad de publicaciones diarias que se realizan en Internet sobre este asunto. Realmente sorprendente. Y es que hay cosas que nunca pasan de moda. Por supuesto, el antiguo arte de la seducción es una de ellas. Esta entrada en nuestro blog no es más que un ejemplo que confirma su actualidad.
Una de las primeras cosa que hemos de hacer si queremos hacer uso del antiguo arte de la seducción es aprender a reconocer y, por supuesto, respetar los límites. El reconocimiento y el respeto de los límites es algo que resulta vital. Ya sea porque haya límites claramente marcados desde ambos lados desde el principio, o si necesitas tomarte un tiempo para comunicarte honestamente y definir cuáles son esos límites.
Estar interesado es algo que puede resultar interesante. Sin ningún género de dudas. La interacción verbal con el objetivo de tus afectos románticos puede hacer o deshacer la seducción. Las charlas memorables incluyen un nivel constante de interés de ambos lados, sin que ninguno domine por completo la conversación. En comparación, seguro que todos podemos recordar una conversación que fue aburrida y dolorosamente difícil de entablar.
Estar realmente interesado en la otra persona es clave para enfrentarse al dificil pero antiguo arte de la seducción. Así como revelar las facetas más interesantes de tu personalidad mientras lo haces. Si te preocupa quedarte sin cosas para hablar, no dudes en preparar mentalmente algunos «temas de emergencia» antes de reunirte. Haz preguntas, pero manten un equilibrio entre estar interesado e interrogar a tu compañero o compañerade charla.
Hay muchas ideas populares y «trucos» para que alguien se interese aún más en ti, como no llamar por un período de tiempo determinado después de una cita o ser indiferente en general. Estas reglas, aparentemente, llevan a la seducción a ser un certificado de muerte, y aunque pueden parecer geniales en el papel, en realidad a menudo dejan a las personas sintiéndose confundidas, ansiosas, decepcionadas y lastimadas. Algo que, sin duda, nos aleja de nuestras verdaderas intenciones.