Seducir es un arte que no está al alcance de todos. Como puedes imaginar, Internet está plagado de artículos con consejos para la seducción. No es para menos. Tener citas puede parecer un vagar a ciegas por un campo minado, tratando de evitar trampas ocultas, así como errores comunes. Cuando experimentas esa conexión evasiva e intensa con alguien, los nervios pueden amenazar con abrumar e, incluso, podrían afectar seriamente tus posibilidades de forjar una relación completa. Llegar a ese punto es lo dificil. Por eso vamos a tratar de aportaros algunos consejos para seducir.
Perder la presión, sin duda, es lo más importante. Puede ser tentador dejar que tu entusiasmo lo supere, lo que lleva a una creciente sensación de urgencia que luego puede ser percibida por tu interés romántico como apresurado. Es difícil cuando estás seguro de que finalmente has encontrado la pareja de tus sueños. Sin embargo, trata de hacer todo lo que puedas para no sentirte apurado.
Reconocer y respetar los límites es algo fundamental para seducir. Conectado con el primer punto sobre la pérdida de una urgencia creciente está el reconocimiento y el respeto de los límites. Ya sea que haya límites claramente marcados desde ambos lados desde el principio. Si necesitas tomarte un tiempo para comunicarte honestamente y definir cuáles son esos límites, es fundamental hacerlo.
No es lo mismo estar interesado que ser interesante. Seducir tienen mucho que ver con lo segundo. Tu interacción verbal con el objetivo de tus afectos románticos puede hacer o deshacer la seducción. Las charlas memorables incluyen un nivel constante de interés de ambos lados, sin que ninguno domine por completo la conversación.Es clave estar genuinamente interesado en la otra persona, así como revelar las facetas más interesantes de tu personalidad mientras lo haces. Si te preocupa quedarte sin cosas para hablar, no dude en preparar mentalmente algunos temas de emergencia antes de veros. Haz preguntas, pero hay que encontrar un equilibrio entre estar interesado e interrogar a tu compañero o compañero de charla. Casi siempre, en el punto medio está la virtud. Lo poco gusta y lo mucho cansa. El refranero popular es sabio y no está de más utilizarlo cuando es preciso hacerlo.