La pandemia ha afectado a todos los ámbitos de nuestra vida. Eso, sin duda, es un hecho. La mayoría de cosas que realizábamos de forma ordinaria hemos tenido que modificarlas de forma sustancial para pasar a hacerlas de un modo significativamente distinto. No hacemos la compra de la misma manera que hace dos semanas, no nos relacionamos de la misma manera que lo hacíamos la semana pasada y nuestra forma de disfrutar del sexo, también es distinta. La pandemia ha modificado todo.
Sin embargo, no todos los cambios tienen por qué ser negativos. Es cierto que estamos acostumbrados a disfrutar de las cosas de una manera pero también lo es que es posible disfrutarlas de otra. Y pueden generar la misma satisfacción. La pandemia, por supuesto, conlleva un buen número de aspectos negativos. Sin embargo, no todo lo que nos rodea tiene por qué serlo.
De hecho, el sexo no deja de practicarse ni en caso de pandemia ni de guerra mundial. El ser humano, como animal esencialmente sexual que es, precisa del sexo en cualquier circunstancia. Eso sí, como animal racional que también es, ha de saber proteger a los demas y así mismo de los peligros que nos acechan. Y, sin duda, el Covid 19, lo es.
No hay nada más compatible con el sexo, la pandemia y la inmunidad que la enorme oferta de porno existente a través de Internet. De heho, las reproducciones de este tipo de contenidos suben y suben desde que las autoridades decretaran el estado de alerta sanitaria.
Sin embargo, la oferta de sexo online más destacada en la actualidad no pasa por ser el porno convencional. En muchas ocasiones, los consumidores se aburren de las mismas historias genéricas que se repiten una y otra vez. Existe un tipo de público cada vez más extenso que prefiere la personalización del contenido.