La asexualidad es una opción sexual más. Como otra cualquiera. Es cierto que el sexo mueve el mundo. Y eso es así desde la aparición de los primeros seres humanos. Evidentemente, se trata de la manera en que nos reproducimos, pero, a nivel social y cultural, resulta evidente que se trata de algo más. El ser humano es un ser sexual por naturaleza y eso lo evidencia en cada uno de sus comportamientos. Sin embargo, en torno al 2% de la población mundial se considera asexual. En cualquier caso, esto no resulta ser ninguna contradicción. Al contrario, la asexualidad es una opción sexual tan válida como cualqueir otra.
La asexualidad consiste en no contar con una identidad sexual difinida. Parece que este tipo de relación respecto al sexo implica un escaso y, a menudo, inexistente deseo y excitación sexual. Esto explica la ausencia de atracción sexual respeto a hombres y mujeres. Sin ebargo, la ausencia de deseo sexual no siginifica que el comportamiento sexual propiamente dicho no esté presente en su vida. Así, por ejemplo, los varones asexuales pueden llegar a producir una erección sin problemas.
Tanto es así que, aún en ausencia de deseo sexual, las personas con que manifiestan asexualidad pueden realizar perfectamente actos sexuales como puedan ser la masturbación o, incluso, el coito. Sin embargo, para ellos se trata más de una forma de dscargarse que de dar salida a un deseo sexual inexistente o que presenta unos niveles mínimos.
Una combinación que se da en determinadas ocasiones es aquella que junta la asexualidad con el arromanticismo. De esta manera, las personas que manifiestan ests mezcla ni sienten deseo sexual ni la necesidad de establecer relaciones sentimentales a nivel de pareja. La tolerancia en estos casos a las relaciones abiertas es muy alta, como podía esperarse.
Es cierto que para un mundo muy sexualizado suele ser complicado de entender que determinadas personas vivan su sexualidad de esta manera. Sin embargo, como no podía ser de otra forma, estamos ante una opción sexual que, a pesar de lo poco frecuente que suele ser, debemos respetar de la misma manera que cualquier otra.