La oxitocina es una de las hormonas que más se conocen. Es habitual que mucha gente sea capaz de tener una idea aproximada de sus efectos. Incluso, algunos pueden llegar a tener información de los efectos que produce en el organismo. Pero por lo que nos resulta más conocida es por la manera en la que se suele nombrar a la oxitocina en determinados ámbitos: la hormona del amor.
La aparición de la oxitocina no responde a un único factor. Como en el caso de otras hormonas, su fabricación por parte del organismo. Sin embargo, existe un momento en la que su aparición es inevitable. Se trata de los comienzos de cada relación amorosa. Así es, esta hormona está relacionada con la sensación de enamoramiento.
No debemos dejar a un lado el hecho de que la liebración de la oxitocina supone la aparición de otro tipo de hormonas secundarias. En realidad, es la unión de todas esas hormonas las que realmente generan las sensaciones que tradicionalmente asociamos al enamoramiento. Algunas de estas hormonas son la serotonina, la dopamina o la feniletilamina.
Esta hormona trae consigo determinados efetos negativos. Por ejemplo, algunos estudios científicos afirman que puede llegar a provocar efectos similares a la ingesta de alcohol. La transmisión GABA es un neurotransmisor inhibitorio del sistema nervioso. En ocasiones, este neurotransmisor puede confundir la recepción de oxitocina con la de alcohol.
En ambos casos, ee estado de alerta del cerebro se ve debilitado. Por ello es posible que, en algunas ocasiones, nos podamos poner en determinadas situaciones de riesgo sin ser conscientes de ello.