Tu placer es tu responsabilidad. Sin embargo, a pesar de que estemos ante una afirmación tan obvia, no todo el mundo lo tienen presente. En realidad, son muchas las prácticas que se realizan para evitar este tipo de responsabilidad. Cuando una mujer finge un orgasmo, realmente lo que está haciendo es eludir su responsabilidad con su propio placer. Cuando un hombre no dedica la debida atención a nada que no tenga que ver con su eyaculación, también. Y es hora de que hablemos de ello.
En realidad, se trata, sobre todo, de ser activos en la búsqueda de nuestra propia sexualidad. También, por supuesto, hacerlo durante las relaciones sexuales que podamos llevar a cabo. De nuestra implicación al respecto depende, en gran medida, el nivel de placer que podamos alcanzar. Tomar decisiones respecto al sexo resulta fundamental para no eludir este tipo de responsabilidad para con nuestro propio sexualidad.
No debemos permanecer indiferentes respecto a este hecho. Es habitual que no seamos capaces de tomar las riendas de nuestras relaciones sexuales. En ocasiones influenciados por situaciones externas a nostros mismos y, en otras ocasiones, limitados por nuestros propios miedos. Desde luego, este no es el camino para difrutar plenamente de nuestra sexualidad. El propio placer es, en gran parte, consecuencia de ejercer nuestra responsabildiad al respecto.
Hemos de buscar nuestra satisfacción en cada relación sexual. Para ello es necesario tomar el mando de la situación y dejar claro a nuestra pareja y a nosotros mismos qué queremos y qué no queremos hacer. Hasta dónde queremos llegar y qué límites no queremos traspasar. Lógicamente, todo esto ha de ponerse en común con nuestra pareja sexual.
Siempre debemos tener presente que, en cualqueir momento podemos cambiar de opinión, de gustos o de ideas. Haber tomado una decisión respecto a cualquier asunto relacionado con el sexo en un momento dado no nos obliga a mantenerlo cuando estimemos conveniente. Cada persona entiende y siente las cosas de una manera diferente. Esto es algo lógico. De la misma manera, una misma persona va cambiando y puede, por lo tanto, valorar las cosas de diferentes maneras en diferentes momentos. Por supuesto, también en lo relacionado con el sexo.